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Apología del encono

Fuente: Cortesía

¿Quién viera a México tan polarizado como lo está ahora? Claro, estuvimos mucho peor en la Revolución Mexicana, en donde se estima en 3.5 millones el número de muertos de acuerdo a diversas fuentes.

Falta mucho para ese extremo (espero) pero, ¿Cómo es que hoy estamos llegando a tanto encono? Solo el tiempo podrá dar una explicación más profunda, pero podríamos adelantar dos factores: la corrupción y la desigualdad.

Es evidente que hay un justificado enojo por tanta corrupción que ha salido a la luz. Si bien ahora están en la cárcel, fugados o en procesos de extradición algunos exgobernadores, el enojo se podría haber suavizado con simplemente denunciar al corrupto. Por parte del mismo partido que los propuso como candidato. Y a tiempo.

El otro posible factor tiene mediciones de forma más objetiva: el índice GINI. Este índice fue desarrollado por un estadístico de apellido Gini a principios del Siglo XX; mide la dispersión de los valores y mientras más bajo su valor es que la frecuencia es alta y cuando es uno, hay una gran dispersión o desigualdad.

De acuerdo al World Factbook, Lesotho es el país con más desigualdad (índice = 63.2), México (48.2 por ciento) ocupa el lugar 25 de la lista; Estados Unidos (45 por ciento) el lugar 41; India (35.2 por ciento) el lugar 97; la Unión Europea (31 por ciento) el puesto 125 y Finlandia (21.5 por ciento) ocupa el lugar 156 como el país con la menor desigualdad en el mundo.

Dos cosas: se debe buscar: acabar con la pobreza, empezando por la pobreza extrema y no estrictamente con la desigualdad (India está en mejor posición porque la pobreza está generalizada) y tampoco debe ser un tema de mal de muchos consuelo de penitentes.

Habría otras posibles causas pero es claro que el ambiente de crispación ha sido creado y azuzado por los candidatos: la lucha de clases entre el pueblo bueno del cual soy su representante y el “acabemos con los del PRI” como forma de hacer patria.

Tampoco es algo que se dio por generación espontánea. Ha sido una campaña de años en los que machacaron como el Presidente y su partido son la causa incausada de todos los males, -desastres naturales incluidos-. Ciertamente tienen mucha cola que les pisen y aquí podría decir que quién esté libre de pecado que arroje la primera piedra pero son tan cínicos -y cobardes- que claro que avientan la piedra y esconden la mano.

No se vale poner en contra a la sociedad unos contra otros usándonos cómo carne de cañón para saciar sus ambiciones personales. No se vale que hagan apología del encono. De hecho, propongo que la apología del encono sea un delito castigable con dejar de ser candidato pero, ¿Quién les podría poner un alto? El INE y el TRIFE no tienen los tamaños ni la autoridad moral. ¿El Presidente? Muchos solo están al pendiente para atacarlo. Los únicos capaces de ponerles un alto somos nosotros como sociedad. No es tarde para recapacitar.

El autor es Doctor en Finanzas por la Universidad de Tulane; cuenta con la Maestría en Alta Dirección de Empresas en el IPADE. Se desempeñó como Director General de entidades del área Internacional en Santander Serfin. Es Director del programa OneMBA y tiene su despacho asociado con Crowe Horwath para proporcionar asesoría en temas de Finanzas Corporativas.

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