Las discusiones en el Senado para la aprobación del Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) en el Senado nunca se mezclaron con el tema migratorio, informó este miércoles Martí Batres, presidente de esta Cámara.
«Fue una discusión económica-comercial nunca se mezcló con el tema migratorio, quien lo ha mezclado es el gobierno de los Estados Unidos», detalló en entrevista con Javier Risco para La Nota Dura.
El Senado de la República aprobó esta tarde el T-MEC, pero el camino que tiene por recorrer el acuerdo en los poderes legislativos de América del Norte guarda cierta complejidad, por lo menos en la cámara baja norteamericana.
Batres indicó que en el tema de migración se debe actuar con cuidado para apegarse a la legalidad, pero respetando los derechos de estas personas.
«Hubo llamados muy claros en el sentido de que en el tema de migración se puede actuar en el sentido de combinar los principios de orden y legalidad que debe tener la migración y al mismo tiempo con un respeto de los derechos humanos», añadió en el programa de El Financiero Bloomberg.
El 30 de mayo, el presidente de EU, Donald Trump, envió a su Congreso el borrador de la “Declaración de Acción Administrativa” del acuerdo, con esto, se inició una cuenta regresiva de 30 días después de los que, según la ley del Trade Promotion Authority, se tendría que enviar a votación en la cámara baja.
Sin embargo, el movimiento de Trump no fue bien visto por la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, ya que su facción aún se encuentra negociando con la Representación Comercial de EU (USTR, por sus siglas en inglés) temas medioambientales, de propiedad intelectual, y otros que tienen que ver con el reforzamiento de los mecanismos de ejecución de los compromisos adquiridos en materia laboral.
El representante comercial de EU aseguró este martes que la ratificación va caminando de buena forma, al igual que los consensos para las demandas demócratas.
En el escenario ideal, Pelosi enviaría el acuerdo a votación antes del 29 de junio, día desde el que, los legisladores estadounidenses, contarían con dos meses para analizar y votar el pacto comercial.
