A 17 años de los ataques del 11 de septiembre, el espacio donde se localizaban las Torres Gemelas demuestra a sus visitantes que Nueva York además de nunca dormir, también sabe renacer.
Desde casi cualquier punto de la ciudad, sobre todo de la parte sur de la isla, se alcanza a ver el One World Trade Center, el edificio más alto de Estados Unidos, obra del despacho estadounidense Skidmore, Owings and Merrill conocido por haber diseñado otros edificios como el Burj Khalifa y la Torre Willis.
La construcción tiene 541 metros de altura y 104 pisos, dando acceso a los visitantes únicamente hasta el piso 102, donde se localiza el One World Observatory, un mirador para apreciar vistas desde el punto más alto de la ciudad, además de complementar la visita con una serie de proyecciones visuales durante el ascenso al observatorio.
En la parte exterior, dos fuentes se hunden en el piso representando el vacío que dejaron las torres gemelas, donde se conmemoran a las más de tres mil víctimas que murieron en el atentado y donde las personas regresan a colocar flores junto al nombre de sus seres queridos.
Museo para recordar
A unos pasos de las fuentes, está el Museo del Memorial del 11 de septiembre, donde se exhiben algunas de las piezas que formaban parte de las edificaciones, fotografías del suceso y ciertas recreaciones y vídeos de cómo sucedió el ataque.
En la entrada al museo, una frase del poeta romano Virgilio pone la piel chinita a los visitantes: “No day shall erase you from the memory of time”, que expresa que ningún día te borrará de la memoria del tiempo.
Unos de los objetos más grandes y llamativos del National September 11 Memorial & Museum de Nueva York es conocido como «El tridente». Se trata de unas columnas de acero que sostenían la fachada de la entrada de la Torre Norte del World Trade Center.
Otro objeto es un camión de bomberos que estaba estacionado en la calle West Street cerca de Vesey Street en la mañana de los ataques. La parte trasera quedó aplastada por completo. Además, hay partes que, se cree, están deformadas también por cuenta del fuego.
Oculus
Ubicada a unos metros del museo, se trata de la estación de metro y tren suburbano más cara del mundo; requirió alrededor de 4 mil millones de dólares su construcción, según datos de la Autoridad Portuaria de Nueva York. Abrió en marzo de 2016 y su diseño evoca al esqueleto de un animal gigantesco, pero de acuerdo a declaraciones del propio arquitecto a cargo del proyecto, Santiago Calatrava, alude a un ave liberada por la mano de un niño.
El «Oculus», como se llama la controvertida obra, conecta hasta 11 líneas de metro distintas con la línea de tren que enlaza a Nueva York con Nueva Jersey, permite el acceso subterráneo a las principales torres del WTC y alberga un centro comercial y restaurantes.
