BUENOS AIRES.- La bolsa accionaria de Argentina trepaba este jueves más de un 8 por ciento, en pleno reacomodamiento de precios luego de la decisión del proveedor de índices MSCI de reclasificar al país como ‘mercado emergente’.
A las 10:30 horas de la Ciudad de México, el índice Merval de bolsas y mercados argentinos (BYMA) subía 8.18 por ciento, 30 mil 166.88 unidades, apoyada también por las acciones del sector financiero.
Las acciones del Grupo Supervielle se disparaban 11.5 por ciento en sus primeros negocios.
En el mercado de divisas, el peso argentino también se aprecia 0.82 por ciento a 27.48 unidades por dólar.
En junio el peso acumula una caída de casi un 10 por ciento y profundiza su tendencia adversa en un 32 por ciento durante el 2018, en medio de una fuerte turbulencia cambiaria.
El proveedor de índices MSCI dijo el miércoles que reclasificaría al país sudamericano como «mercado emergente», allanando el camino para un repunte en las acciones, bonos y la moneda local.
La mejora de la categoría desde «mercado de frontera» se produjo cuando el país busca estabilizar una corrida devastadora contra la moneda doméstica, el peso, lo que llevó a Argentina a recurrir al Fondo Monetario Internacional (FMI) para obtener financiamiento.
Argentina fue degradada al estado de «mercado fronterizo» en 2009 después de que la expresidenta populista Cristina Fernández impusiera controles de capitales.
Si bien analistas esperaban una mejora el año pasado después de que Macri pusiera fin a esos controles e implementara una serie de reformas de libre mercado, el MSCI dijo que quería más evidencia de que esos cambios de política eran «irreversibles».
Desde entonces, el Congreso argentino aprobó una reforma a la ley de mercados de capitales para reducir el poder de los reguladores y aflojar algunas otras restricciones.
La coalición política de Macri igualmente logró la victoria en las elecciones legislativas de mitad de término del año pasado.
A su vez, el directorio del Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó el miércoles una línea de financiamiento de 50 mil millones de dólares para Argentina, y desembolsará de inmediato 15 mil millones de dólares, que servirán para aplacar la caída del peso con un impacto en la ya alta inflación y pérdida del valor adquisitivo.
