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Centros administran medicamentos psicotrópicos a niños inmigrantes

Niños inmigrantes reciben rutinariamente y por la fuerza una variedad de medicamentos psicotrópicos en refugios financiados por el Gobierno de Estados Unidos luego de ser detenidos y en algunos casos separados de sus padres, según una demanda.

Es casi seguro que los niños detenidos en refugios como el Shiloh Treatment Center en Texas reciben los medicamentos administrados sin importar su condición y sin el consentimiento de sus padres, según la demanda presentada por el Centro de Derechos Humanos y Leyes Constitucionales de Los Angeles.

El centro Shiloh, que se especializa en servicios para niños y jóvenes con problemas de conducta y emocionales, no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios.

La demanda fue presentada el 16 de abril, días después de la introducción de la iniciativa de «cero tolerancia» del Gobierno del presidente Donald Trump que separa a las familias que cruzaron ilegalmente la frontera entre México y Estados Unidos. Trump abandonó la política el miércoles.

«Si estás en Shiloh, entonces es casi seguro que estés tomando estos medicamentos. Por lo tanto, si un niño fue enviado a Shiloh después de haber sido separado de uno de sus padres, es casi seguro que esté tomando psicotrópicos», dijo Carlos Holguín, abogado del Centro de Derechos Humanos y Leyes Constitucionales.

Funcionarios de la Oficina de Reubicación de Refugiados (ORR), que supervisa dichos centros, no estuvieron disponibles de inmediato para hacer comentarios.

Tomar múltiples medicamentos psicotrópicos al mismo tiempo puede dañar gravemente a los niños, según la demanda, que destaca la necesidad de supervisión para evitar que los medicamentos se usen como «camisas de fuerza químicas», en lugar de tratar las necesidades reales de salud mental.

Niños inmigrantes de hasta 14 años alojados en un centro de detención de menores en Virginia dijeron que fueron golpeados mientras llevaban grilletes y estuvieron encerrados en aislamiento durante largos períodos, abandonados desnudos y tiritando de frío en celdas de concreto.

Las denuncias de los presuntos abusos en el Centro Juvenil Shenandoah Valley, cerca de Staunton, Virginia, aparecen detallados en documentos judiciales federales que incluyen media docena de declaraciones juradas de adolescentes latinos que estuvieron recluidos allí durante meses o años.

Varios detenidos dijeron que los guardas les quitaron la ropa y los amarraron a sillas con bolsas tapándoles la cabeza.

Una antigua especialista en desarrollo infantil que trabajó en el centro contó que vio a menores con magulladuras y huesos rotos. Habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizada a discutir el asunto en público.

Los abogados del centro niegan todas las acusaciones de abuso.