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Costo de oportunidad

Fuente: Cortesía

Fray Luca Pacioli en su “Summa de arithmetica, geometría, proportioni et proportionalita” (Venecia, 1494), se puede decir que creó la partida doble y por consiguiente la contabilidad moderna, la cual se puede dividir en contabilidad financiera y la contabilidad de costos, entre otras divisiones. La primera es quizá la más reconocida al presentar la situación financiera de la empresa a través de un balance general que es el equivalente a una fotografía tomada en un momento del tiempo. Nos presenta el activo, aquel con el que se trabaja y que se conoce como “…un recurso controlado por la entidad como resultado de sucesos pasados, del que la entidad espera obtener, en el futuro, beneficios económicos”.

Del lado “derecho” del balance, están los pasivos, que se puede decir que son obligaciones presentes derivadas de eventos pasados. La diferencia entre ambos, Activos – Pasivos es el capital contable, integrado por el capital social, aquel con el que inició la empresa (a reserva de haber tenido otras capitalizaciones) más la famosa REA: Resultados de Ejercicios Anteriores y la utilidad neta entre otros conceptos.

Otro de los Estados Financieros fundamentales, es el Estado de Resultados, conocido como P&L de Profit and Loss y que arroja el “bottom line”; es decir, la utilidad del ejercicio. Si el balance es una fotografía, parafraseando a U2, este es una “moving picture”. A este estado se le incorpora el ORI (Otro Resultado Integral) que son afectaciones que tendrán los accionistas como resultado, en general, de valuaciones que están fuera de su alcance.

Un tercer Estado Financiero, es el Estado de Flujo de Efectivo. Si la empresa no tiene utilidades, pero tiene flujo, algo se puede hacer. A mi juicio, al revés, será difícil salir adelante. El cliché Cash is King es muy cierto ya que el flujo de efectivo es la sangre de la empresa. En este estado se distinguen los flujos de efectivo generados por la operación, por inversiones y por financiamiento y nos da una muy buena idea de donde se generó el efectivo y en donde se aplicó. Hace tiempo había un estado financiero denominado de “origen y aplicación” con un propósito similar.

Falta uno más: el Estado de Variaciones en el Capital. Pues eso, como dirían por allá, muestra las variaciones en el capital. ¿Verdad?

Por el lado de la contabilidad de costos, se distinguen los costos variables y fijos. A las ventas menos los costos variables se le conoce como la utilidad marginal y es muy importante. También la microeconomía estudia este concepto ya que nos indicará si la empresa debe seguir produciendo o no. Decisión importantísima.

En materia de proyectos de inversión, están los costos hundidos, por ejemplo. Son los que no se deben considerar ya que se incurrieron en el pasado y no son resultantes de la decisión o no de invertir. Todo esto para llegar a este: el costo de oportunidad. Es un concepto más económico que contable o financiero y se puede decir que es lo que dejo de ganar por tomar un curso de acción.

Pues eso es clave: para tomar una decisión, se deben considerar no solo lo que me cuesta dicha decisión sino lo que, al tomar cierto curso de acción, dejo sobre la mesa, como se dice coloquialmente. No es solo el costo hundido (aquí se escucha la batería como si fuera un chiste standupero) de la obra del NAIM que ya se llevó a cabo, sino lo que no vamos a recibir por concepto de turismo, interconexión, etc.

Aceptando sin conceder que el Tren Maya vaya a ser rentable (ojalá así sea) más el eterno deseo desde que México es México, de unir el Golfo de México con el Océano Pacífico que también suena como rentable, con las tres obras, (Aeropuerto y trenes) se llevaría a México a otro nivel. Ojalá se puedan llevar a cabo las tres obras.

El autor es Doctor en Finanzas por la Universidad de Tulane; cuenta con la Maestría en Alta Dirección de Empresas, en el IPADE. Se desempeñó como Director General de entidades del área Internacional en Santander Serfin. Es Director del programa OneMBA.

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