Factores como la desaceleración de la economía a nivel local y mundial, la reducción de la demanda interna y el comportamiento del precio de algunas materias primas, fueron algunas de las palabras más mencionadas durante la temporada de reportes que terminó el miércoles pasado, y que causan una mayor preocupación entre inversionistas y analistas de cara a los siguientes meses.
En un ejercicio realizado por El Financiero con los 35 reportes al cuarto trimestre de 2018 de la muestra del S&P/BMV IPC, se contabilizaron 16 menciones al crecimiento económico como una preocupación, seguida de mayores gastos, con 12 menciones, y tipo de cambio, con nueve ocasiones.
Parte de esta situación derivada de un contexto de desaceleración esperada para la economía a nivel global, producto de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, y las constantes revisiones en los pronósticos de crecimiento para la economía mexicana, durante el primer año del sexenio del presidente, Andrés Manuel López Obrador, son focos que fueron reiterados por los analistas, ante señales de enfriamiento.
“La orientación de las políticas a nivel macro y micro bajo la administración de AMLO, podría restringir las condiciones financieras internas y hacer que las empresas nacionales sean más defensivas en sus decisiones de gasto e inversión”, escribió en una nota de análisis, Alberto Ramos, economista en jefe para América Latina de Goldman Sachs.
Manuel Jiménez Zaldívar, director de análisis bursátil de Grupo Financiero Banorte, coincidió.
“En lo local, estamos hablando de un año con menor crecimiento económico, que provocará una desaceleración en ingresos y las compañías tendrán que estar ajustando sus estructuras de costos para poder soportar un menor crecimiento”, dijo en entrevista con El Financiero.
Para Jiménez Zaldívar, el sector de consumo básico y las empresas de autoservicios se podrían ver beneficiadas de este contexto, estas últimas, por las políticas sociales que pretende impulsar la actual administración, debido a que esos apoyos a sectores vulnerables de la población podrían reflejarse en el consumo de productos básicos.
Asimismo, el monitoreo del tipo de cambio y el precio de las materias primas serán variables que estarán siguiendo los analistas de Banorte.
“Observaremos la volatilidad del tipo de cambio debido a que esta tiene cierta influencia sobre las estructuras financieras de las compañías, porque varias empresas tienen pasivos en dólares, por otro lado, la recuperación en los precios del petróleo y del cobre pudieran ayudar al sector minero”, concluyó.
Si a esto se suma que la tendencia de desaceleración parece haberse intensificado por factores como las huelgas laborales y las interrupciones en el suministro de combustible en varios estados de la república, estos temores parecen estar justificados.
“Un principal foco de riesgo (hacia adelante) está en las expectativas de un menor crecimiento económico en México, esto sin duda puede generar una menor demanda, y por ello, las expectativas de crecimiento suelen ser un poco más moderadas e incluso las de inversión”, comentó a El Financiero, Carlos González Tabares, director de análisis y estrategia bursátil.
En cuanto a sectores, el especialista reconoció que las empresas del sector industrial serían las más afectadas y las del sector consumo quizá se verían un poco más favorecidas a pesar de los últimos datos reportados
Sin embargo, las empresas que utilizan materias primas como insumos, podrían encontrar un escenario complicado, además del sector energético por temas de incertidumbre política que podrían afectar sus estimados.