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¿Cuál será el futuro de la producción del petróleo después de la reunión de la OPEP?

La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus aliados se reúnen esta semana en Viena para analizar las posibles reducciones a la producción después de la mayor caída mensual del precio del petróleo en una década.

Tienen los grandes lineamientos de un pacto después que Rusia y Arabia Saudita acordaran ampliar su cooperación en 2019, pero los detalles aún no están completos.

Que el grupo pueda lograr detener la caída del petróleo dependerá de la magnitud de los recortes que haya, con cuánta claridad se los comunique y si los miembros cumplen con lo que han prometido.

Estos son algunos de los resultados que pueden salir de la capital austriaca.

La OPEP ya nos ha dicho en qué medida debe recortar la producción para evitar un exceso de oferta: 1.3 millones de barriles diarios respecto de los niveles de octubre.

Una reducción de esa magnitud sin duda modificará la dinámica del mercado, eliminando la mayor parte de la acumulación de existencias previstas para el año que viene. Sin embargo, el grupo tendría que negociar cómo compartir esa disminución, aunque la medida no carece de antecedentes.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es el mayor riesgo para esta hipótesis. Mohamed bin Salman, el príncipe heredero saudita, difícilmente pueda permitirse desafiar abiertamente la campaña del presidente en Twitter en favor de precios más bajos del petróleo.

“No hay nadie en el grupo, mucho menos Arabia Saudita, que quiera deshacer el esforzado trabajo de los últimos dos años para reducir las existencias excesivas yéndose de Viena sin un acuerdo”, aseguró Amrita Sen, analista jefa de petróleo de la consultora Energy Aspects en Londres.

“Pero la relación cada vez más bipolar entre Arabia Saudita y EU lo hace sumamente difícil”.

Para evitar la ira de Trump, algunos delegados de la OPEP analizan en privado la idea de orquestar una reducción de la producción sin llamarla explícitamente así. Quizá podrían decir que la producción caerá, pero sólo porque los clientes piden menos barriles.

Los riesgos de este enfoque son dobles. Primero, los comercializadores de petróleo podrían no creer que se avecinan verdaderos recortes de producción.

El segundo problema es que países como Irak y Rusia, que ya mostraban indicios de estar cansados del acuerdo cuando los recortes terminaron en junio, podrían no adherirse de manera fiel a compromisos expresados en forma vaga.

Hace cuatro años, cuando el precio del petróleo cayó debido al aumento de la producción estadounidense de shale, Rusia se reunió con los ministros en Viena para analizar una posible cooperación para impulsar los precios. Esas conversaciones no llegaron a nada y pocos días después la reunión completa de la OPEP acabó sin ningún acuerdo de reducción de la producción.

Lo que siguió después fue una guerra total de precios cuando Arabia Saudita abrió los grifos e hizo que los precios se desplomaran para tratar de sacar del mercado a rivales con altos costos como los productores de shale.

El crudo cayó a sólo 27 dólares a comienzos de 2016 antes de que el reino renunciara a esa estrategia y comenzara a hilvanar una nueva alianza para reducir la producción.

El acuerdo entre Putin y el príncipe Mohamed en Buenos Aires parecería excluir esa hipótesis esta semana. Si bien ambos líderes no acordaron ninguna cifra concreta, mostraron que todavía hay voluntad política de iniciar acciones conjuntas para impedir que el mercado se escape de control.

“Si bien quizá no coincidan en cuál es el precio correcto al que hay que apuntar, todos están de acuerdo en que no quieren que las existencias mundiales de petróleo vuelvan a aumentar”, manifestó Bjarne Schieldrop, analista jefe de materias primas de SEB. Su acuerdo elimina el riesgo de que los precios desciendan aún más, añadió.