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De los gastos navideños y la responsabilidad al comprar

Estamos en una época muy importante del año: esas semanas que aprovechamos para reencontrarnos con los seres queridos que no frecuentamos, para agradecer por todo lo bueno que hemos recibido o reflexionar sobre las cosas que no nos salieron bien, y de ahí partimos para establecer nuevas metas o propósitos de año nuevo, como acostumbramos llamarle.

Esto mismo aunado a la prestación del aguinaldo, nos envuelve en una atmósfera de consumismo “justificado” por las emociones. Lo que muchas veces no nos ponemos a pensar es: ¿a dónde va a parar todo lo que compramos? ¿realmente compramos de forma inteligente durante esta temporada?

Datos de la Secretaría de Obras de la Ciudad de México revelan que cerca del 60 por ciento de todo lo que compramos en Navidad se va directo a la basura inorgánica.

Por otro lado, en un sondeo que realicé en la ciudad de Santiago de Querétaro, el 63 por ciento de las personas afirma que las compras se realizan más por el compromiso social (si no regalas, no amas a tus seres queridos) que por el espíritu de dar y compartir.

El 72 por ciento de los encuestados menciona que el origen de los recursos para dichas compras es la suma de su ingreso mensual de diciembre más el aguinaldo.

Por ello, el 90 por ciento de ellos no hace una planeación o compra anticipada ni ahorra para la ocasión, sino que deja todo para el último mes y con ello “aprovecha” los descuentos sobre los precios alzados por la temporada alta, destinando alrededor de 40 por ciento de sus ingresos en regalos que muy probablemente se irán a la basura, y destinando menos al presupuesto para pago de deudas o ahorro.

La revista vasca Eroski Consumer, en su artículo “Siete consejos para hacer las compras navideñas” nos recomienda, entre otras cosas: establecer una lista y un presupuesto para los regalos; comprar por internet, para evitar las ofertas que nos topamos al entrar a un establecimiento y que nos hace creer que nunca regresará tal oportunidad (hasta que pasa la temporada alta y nos damos cuenta que los precios están más baratos que cuando compramos); pero principalmente sugiere que compremos con anticipación.

Ahora bien, estamos dejando de lado un factor muy importante de las compras: el consumo ético o responsable. ¿A qué me refiero con este concepto? Pues que si ya estamos envueltos en compromisos que nos orillan al consumismo, por lo menos deberíamos preocuparnos por las consecuencias o el impacto que nuestras compras tendrán en el medio ambiente.

La mayoría de los encuestados (84 por ciento) confirma que lo más importante para ellos es la relación precio/calidad, pero ninguno considera el impacto al medio ambiente de los plásticos utilizados, y muy pocos (5 por ciento) consideran la durabilidad como un factor determinante para la compra.

No estoy a favor de arruinar la ilusión de los infantes o de convertirnos en el grinch de nuestro círculo de amigos al no participar en los intercambios de regalos.

¿Qué recomendaciones haría?

● Adoptar el hábito de consumo responsable para toda ocasión: mes del amor y la amistad, día de las madres, Halloween, Navidad, etcétera.

● Investigar con anticipación qué sucede con el material con el que están fabricados los objetos que regalamos (se recicla, es biodegradable, etcétera) y evitar aquellos que tengan impacto negativo en el ambiente.

● Reducir el exceso de envolturas que terminan destrozadas y en la basura.

● Evitar el uso de tarjetas de crédito para compra de regalos, y no seguir aumentando nuestras deudas y sentirnos estresados en los meses posteriores por haber rebasado nuestro presupuesto mensual.

● Convertir las experiencias en la mejor opción para regalar: entradas a conciertos, partidos de soccer, experiencias de ecoturismo, spa o cualquier otro tipo de servicio que le sea de interés a nuestro ser querido.

*Master en Dirección de Negocios, director académico de la Facultad de Negocios de la Universidad Mondragón México
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