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De qué hablamos cuando hablamos de los Oscar

Este domingo será la 90 entrega de los Premios de la Academia, la cual es considerada como La Meca para todo actor y realizador que se respeta, no obstante que ya no representa el mismo valor que tenía 10 o 20 años atrás.

En la era de las redes sociales y el streaming, el Oscar ha ido perdiendo audiencia, especialmente de los más jóvenes, en los últimos años, por lo que ha tenido que recurrir a diversos trucos (Ellen DeGeneres con selfie y pizzas incuidas, confusión La La Land-Moonlight).

Considerada arcaica, la ceremonia en los ultimos años también ha sido acusada de no reflejar los tiempos que vive, de no nominar trabajos de directoras o cineastas afroamericanos o de temática gay.

A raíz de esto, para este año la Academia de Artes Cinematográficas ha querido renovarse (¿o disculparse?) y empezar a dar pequeños pasos para situarse en la época actual.

Este año, de nuevo figura un mexicano y no sólo en una, sino en 13 categorías; The Shape of Water, la cinta de Guillermo del Toro que cuenta el romance entre la princesa silenciosa y una criatura acuática ha conquistado toda la temporada de premios, por lo que la expectativa será ver cuántos Oscar se lleva El gordo a casa.

Es casi un hecho que Coco, la más reciente cinta de Pixar que se enfoca con humor y ternura en una de nuestras tradiciones más importantes, se lleve el premio por Mejor Película Animada, aunque también duele un poco ver sólo una película latina (Una mujer fantástica, de Chile) en la terna de Mejor Película Extranjera.

El año pasado, la ganadora de la Mejor Película fue, para sorpresa de muchos, Moonlight, un trabajo sobre un afroamericano, pobre y gay, por lo que resulta poco probable que este año se lo lleve Call me by your name, el trabajo de Luca Guadagnino sobre la historia de amor entre Elio y Oliver, pero el hecho en sí de que la Academia vuelva a nominar no en una, sino en varias categorías producciones como ésta, nos da esperanzas de que ésta está dispuesta a evolucionar e incluir más trabajos de este tipo en sus nominaciones.

Y el que será el highlight o el elefante en la sala (dependiendo de cómo lo maneje el buen Jimmy Kimmel), será el movimiento de actrices que encabezan iniciativas como #MeToo y #timesup. Hasta cierto punto, es triste que después de años en que la Academia sólo ha nominado a cinco mujeres en la categoría de Mejor Dirección, haya tenido que esperar a que acusaciones de abuso y acoso sexual se manifestaran para este año tratar de reparar el daño. Pudo más la corrección política que años y años de buenos trabajos hechos por guionistas, fotógrafas, editoras, actrices y editoras que se quedaron esperando una nominación, ya no digamos un premio.

No obstante, los premios de este año podrían ser aquellos en los que todo podrá pasar… o no pasar nada. Y eso sería lo peor: que continúe con una tradición de ‘aquí no pasa nada’ y que el Oscar llegue a sus 90 años sin nada importante qué decir.