Inicio México Disciplina y entrega, sellos de Adrián González

Disciplina y entrega, sellos de Adrián González

Edgar González sostiene que para entender el éxito de su hermano menor –Adrián, primera base del Mets de Nueva York– hay que tomar en cuenta dos episodios de su vida.

La primera –cuenta– se remonta a su temporada de debut en las Grandes Ligas, en 2004. La directiva del Rangers de Texas le dijo que debía bajar ocho kilos para integrar el roster de 40 jugadores. De lo contrario, no lo considerarían en la plantilla. “Estaba en el gimnasio desde primera hora de la mañana. Corría, cargaba pesas e hizo todo lo necesario para perder el peso. Al final lo logró en menos de un mes y lo aceptaron en el equipo”.

La segunda –añade– se remonta al 1 de enero de 2016. Edgar lo llamó a las 8 de la mañana para felicitarlo por el Año Nuevo. Adrián, en un principio, no contestó las llamadas. Cuando finalmente lo hizo le dijo que estaba ejercitándose en el estadio del Dodgers –novena para la que entonces jugaba– para prepararse para la temporada, pese a que faltaba un mes y medio para que iniciaran los entrenamientos de pretemporada.

“Ese es el tamaño de su disciplina de trabajo. Se prepara muy bien previo a las temporadas, por eso está cerca de romper varios récords”, asegura Edgar.

Una de las marcas a las que se refiere es la de más cuadrangulares para un mexicano en las Grandes Ligas. Actualmente cuenta con 316, cuatro menos de los que registró Vinicio Castilla. Adrián podría igualar o superar la marca en esta, su décimo quinta temporada. Vinny la consiguió en 16 campañas, aunque, en 254 turnos al bat menos.

Adrián es el menor de los tres hijos que tuvo el matrimonio de David y Alba González, quienes emigraron a San Diego procedentes de Tijuana a inicios de los años 80. La familia regresó a México al poco tiempo de nacido Adrián y fue ahí donde el pelotero del Mets comenzó a jugar beisbol.

Los González volvieron a San Diego cuando el muchacho cumplió 10 años, debido a que David quería que sus hijos cursaran la preparatoria y universidad en Estados Unidos. Ahí perfeccionaron su inglés y aumentaron su musculatura, debido a que entrenaron en gimnasios. Al tiempo, las visitas a Tijuana continuaron los fines de semana. Ahí, Adrián y sus hermanos jugaban en Ligas amateur, en las que disputaban partidos contra jugadores mayores que ellos. Kundy Gutiérrez –gerente general de la Selección mexicana– cree que esa etapa le ayudó a madurar antes en su juego, en comparación a otros elementos de su edad.

Adrián debutó en las Grandes Ligas en 2004 con el Texas y fue en esa misma campaña en la que conectó su primer cuadrangular. Dos años más tarde fue transferido al Padres, en el que Bruce Bochy –mánager tres veces campeón de la Serie Mundial con el San Francisco– era el manejador.

“Adrián cuenta que fue una de las personas más influyentes en su carrera. Dice que Bochy le dio la confianza que ningún otro entrenador le había dado hasta el momento y le dijo que podía convertirse en el líder jonronero del equipo”, dice Gutiérrez.

Bochy tuvo razón. González conectó 24 jonrones esa temporada, su cifra más alta hasta ese entonces. Posteriormente se convirtió en el pelotero que más cuadrangulares conectó en Petko Park –el estadio de San Diego– con 65. El parque fue creado en 2004.

González tuvo su mejor campaña en cuadrangulares en 2009 cuando pegó 40. Dos años después fue transferido al Boston (2011) y luego al Dodgers (2012), con el que jugó hasta la temporada pasada. Este curso firmó con el Mets, con el que registra cinco jonrones.

“Cuando va a batear apoya todo el peso de su cuerpo en la pierna que pone atrás, para que cuando haga su swing conecte la pelota con mucha potencia. Además de ser un movimiento efectivo, es uno de los más estéticos de la MLB, que le ha permitido conectar tantos cuadrangulares”, añade su hermano.

Adrián, en efecto, es una suma de disciplina y entrega.