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El futbol femenil se disputa en cancha desigual

El Mundial Femenil de Francia 2019 se encuentra en medio de fuertes polémicas en torno a la paridad de ingresos entre hombres y mujeres.

Según datos de la FIFA, el equipo que resulte campeón en la justa francesa se llevará 4 millones de dólares, es decir, 90 por ciento menos que lo que recibieron los hombres de la Selección de Francia en Rusia 2018, quienes se embolsaron 38 mdd.

“Necesitamos saber vender el futbol femenil para atraer patrocinadores nuevos.

“Los clubes no nos pueden seguir vendiendo como una extensión o una alternativa del futbol varonil”, considera la actual campeona de la Liga MX y jugadora de Tigres, Natalia Gómez-Junco.

“Requerimos de otra visión de mercado para atraer audiencias, marcas e iniciativas civiles que se aboquen a los intereses de las mujeres y que apuesten por un juego más puro, más familiar y sin tantos intereses millonarios de por medio”, señala.

Gómez-Junco, quien ha jugado en Europa, advierte que incluso en Islandia, donde existe una sociedad marcadamente progresista, con leyes que vigilan la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, la brecha todavía es grande entre ambos géneros en materia futbolística.

“En la Eurocopa de 2016, la selección varonil de Islandia fue la sensación, pero las islandesas ya habían conseguido antes muchos más logros, y nadie celebró tanto”, observa la mediocampista.

La mejor jugadora del mundo, la noruega Ada Hegerberg, no participará en la justa de este año en protesta por la desigualdad de oportunidades frente al juego masculino.

En enero pasado, pidió a la Federación de su país que sus compañeras recibieran los mismos bonos que los hombres. El organismo se negó. Ella fue determinante: “Esto no es sólo futbol. Es momento de actuar”.

La delantera vivió una escena incómoda en diciembre de 2018 durante la entrega de su Balón de Oro, cuando el DJ Martin Solveig le preguntó en televisión nacional si sabía hacer twerking. “Pudo haberme preguntado otra cosa, pero en el fondo las cosas no cambian”, dijo.

Su rebeldía dio resultados. La semana pasada, la Federación de su país anunció que hombres y mujeres cobrarán lo mismo: 6 millones de coronas (690 mil dólares).

“El futbol varonil lleva décadas de ventaja al femenil en todos los sentidos. Por eso las mujeres no han podido empezar desde cero y se han tenido que anclar a la infraestructura y el mercado que ya tienen los hombres”, asegura la columnista y documentalista de futbol femenil, Adriana G. Toledo.

El reto, dice, es diseñar ligas femeniles independientes y clubes que, aunque también se llamen Real Madrid o Liverpool, tengan una identidad propia.

“Eso es algo que ya se ha logrado en España, donde se creó la Liga Iberdrola, que es diferente a LaLiga Santander, o en Estados Unidos, donde la National’s Women Soccer League es incluso más popular que la MLS varonil.

“El asunto es cambiarnos el chip, porque la brecha de género sigue siendo un problema esencialmente cultural”, explica.

Desde China 1991, cuando se celebró el primer Mundial de mujeres, ninguna de las sucesivas Copas del Mundo tuvo tantos patrocinadores ni contratos por derechos de televisión como en Francia 2019. La FIFA espera que se rebasen los mil millones de televidentes.

“Le llaman el ‘Mundial de los comerciales’, porque hoy a todas las marcas les conviene apoyar el futbol femenil: es políticamente correcto. Esa coyuntura debería ser aprovechada por las ligas para generar infraestructura propia”, dice Toledo.

Otro récord de Francia 2019 es que los boletos de las fases finales se agotaron más rápido que nunca, en sólo 48 horas, de acuerdo con información de la FIFA.

Según el organismo, hoy existen 30 millones de mujeres que juegan al futbol en niveles profesionales y amateur, 60 por ciento más que hace 10 años. El objetivo, ha dicho su presidente, Gianni Infantino, es incrementar esa cantidad a 60 millones para 2026.

Para ello, la FIFA diseñó la campaña Live Your Goals, a la que puede inscribirse cualquier Federación para formar semilleros de futbolistas desde niveles colegiales.