MÉRIDA, YUCATÁN.- El henequén recobró fuerza en la entidad en los últimos seis años y ya son 15 mil hectáreas donde se siembra esta planta, que ya llega a Asia y Europa.
La fibra obtenida del henequén se utiliza para la industria textil.
La plantación de henequén creció 25 por ciento, pasando de 12 mil a 15 mil hectáreas de cultivo, mientras que la producción de fibra avanzó a más de 27 mil toneladas, lo que dejó una derrama económica de 241 millones de pesos.
El gobernador de Yucatán, Rolando Zapata Bello, destacó que la demanda en el mercado por la fibra del henequén es alta, lo que benefició a los productores locales, que vendieron el kilo de esa cuerda natural en 14.50 pesos por kilo, más del doble del precio que se ofrecía en 2013.
Al entregar apoyos a productores de henequén en el municipio de Motul, el mandatario estatal indicó que las seis mil toneladas anuales que producen las 16 desfibradoras de la entidad, se venden, en mayor parte, al mercado de Asia y Europa.
Zapata Bello aseguró que impulsar a los productores de henequén fue una apuesta certera para el desarrollo económico de la entidad.
El gobierno local no sólo ha apoyado a los productores henequeros a través de incentivos, también en temas de innovación y tecnologías en el cultivo de la planta.
“Nunca debemos de olvidar lo que el oro verde representó para nuestra sociedad. Traerlo de vuelta no es una visión romántica o nostálgica, sino del presente y del futuro, en un mundo que hoy vive cambios tecnológicos y está consciente de la protección al medio ambiente, demanda el regreso de las fibras naturales, dejando de lado las sintéticas”, acotó.
El gobernador yucateco aseguró que los frutos de estos apoyos se verán materializados en los años venideros, ya que el proceso de producción del henequén, desde su plantación hasta su cosecha, requiere de un periodo de cinco años.
Rolando Zapata aseveró que los respaldos para las nuevas siembras se dieron con la consciencia de que no iban a ser números que se iban a reflejar en esta administración, sino que son una herencia a futuro que se está dejando a los productores y al pueblo de Yucatán.
