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El incremento económico al inicio del nuevo sexenio

Fuente: Cortesía

La semana pasada hablábamos de que el primer año de cada sexenio normalmente está asociado con un menor ritmo de crecimiento, ya que tiende a observarse una reorganización del gasto público y las decisiones de inversión se aplazan ante la incertidumbre por la política económica que implementará la administración entrante.

Así, con la información disponible, se estima que México crecerá dos por ciento en 2018 y 1.8 por ciento en 2019, este último dato es algo que no sorprende por el difícil arranque que han mostrado los inicios de sexenio.

Uno de los principales determinantes del crecimiento económico es el consumo, el cual de acuerdo al indicador mensual de consumo privado, durante los primeros cuatro meses de 2016 creció en promedio a una tasa anual de 4.35 por ciento, disminuyó a 3.67 por ciento en el mismo periodo de 2017 y a 2.48 por ciento en 2018, evidencia de que el consumo se había desacelerado y tiene espacio para recuperarse. Sin embargo, en el largo plazo el crecimiento del consumo debe estar apoyado en un mayor ingreso o de lo contrario se podría generar deuda y ser insostenible. Es importante recordar que el consumo representa cerca del 66 por ciento del PIB.

Otro factor que puede propiciar una recuperación del PIB es un desvanecimiento de la incertidumbre relacionada a la renegociación del TLCAN. A un mes de que se celebraron las elecciones en México, oficiales de Estados Unidos han declarado que esperan alcanzar un acuerdo durante agosto, lo que puede ayudar a la inversión y al consumo. De no lograrse una renegociación antes de que concluya el año, la inversión, en particular la IED destinada al sector manufacturero, seguiría deprimida, con costo para el crecimiento económico.

Por ahora todavía existe incertidumbre sobre el futuro del gasto de gobierno, ya que se han dado a conocer cifras cambiantes y aunque se ha dicho que se procurarán finanzas públicas sanas, no se ha estudiado la viabilidad de varios proyectos presentados ni se ha explicado la reingeniería del gasto necesaria para financiar dichos planes. Para mantener la confianza que el mercado le ha otorgado a la nueva administración, será importante que dichas dudas se aclaren de aquí a fin de año, cuando el Congreso apruebe el nuevo Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación.

En resumen, sin ningún cambio, con la tendencia y el ciclo económico, el PIB crecería 1.8 por ciento en 2019. Sin embargo, si la confianza del consumidor sigue al alza y eso se traduce en un mayor consumo y se realiza una renegociación exitosa del TLCAN, lo cual parece ser muy probable, el PIB podría crecer el siguiente año hasta 2.5 por ciento.

La autora es economista en Jefe de Grupo Financiero BASE y profesora de economía en el Tec de Monterrey.

“Por ahora todavía existe incertidumbre sobre el futuro del gasto de gobierno”

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