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El peritaje del Paso Exprés no aclara un mes después quién fue el responsable de las dos muertes

La madrugada del pasado 12 de julio Juan Mena López, de 56 años, y su hijo Juan Mena Romero, de 36, salieron a trabajar y cayeron con su coche en un socavón que se abrió el kilómetro 93 de la autopista que conecta a la Ciudad de México con Cuernavaca (Morelos). La autopsia confirmó que no murieron por el golpe, sino por asfixia, intentando escapar de aquel infierno. El suceso indignó a todo México por las probables negligencias que iban desde la construcción de la obra, su elevado costo, hasta el rescate tardío de las víctimas (de más de 8 horas). Este jueves, los ingenieros encargados del peritaje del Paso Exprés han concluido que aquel hueco mortal en el asfalto se podría haber evitado. Sin embargo, y a casi un mes de lo sucedido, ninguna autoridad ha aclarado una de las preguntas clave en el asunto: ¿Quién o quiénes fueron los responsables?

Desde que ocurriera aquella tragedia, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), se comprometió a elaborar un informe completo para desvelar las causas por las que se produjo un agujero de más de 10 metros sobre una de las carreteras más grandes y modernas del país, aquella que comunica la capital mexicana con las playas de Acapulco. Los resultados del peritaje, que llegan con ocho días de retraso sobre lo prometido, lo único que desvelan son las cuestiones técnicas: «No estaríamos aquí si se hubiese revisado la alcantarilla y se hubiese tomado la decisión de cambiar el tubo», ha apuntado el presidente de la Academia de Ingeniería de México, Humberto Marengo Mogollón.

Ni los peritos ni los representantes de la Secretaría han informado sobre los responsables de estas fallas, únicamente han advertido que hay errores cometidos tanto por «las empresas encargadas como por los servidores públicos». Y que habrá otro peritaje para «deslindar responsabilidades» administrativas. Queda en el aire qué empresa es la culpable de haber pasado por alto alguno de estos puntos:

1. «No se hizo la recolección de basuras antes de la época de lluvias». Los ingenieros han mostrado cómo el tubo, de 1,52 metros de diámetro que atraviesa todo el ancho de la carretera, estaba colapsado por residuos urbanos que habían sido arrastrados hasta ahí por las lluvias de los días anteriores. La carretera está construida sobre una barranca.

2. «No había un sistema de drenaje apropiado para desalojar las aguas negras» que circulan por la cuenca. Cuando se construyó la alcantarilla, en 1967 —sólo fue modificada una vez, en 1983—, la cuenca era considerada «rural» y ahora, es «urbana». Esto, según el informe, no se tuvo en cuenta para el diseño de la obra, de manera que el drenaje no preveía el desalojo también de aguas negras de la ciudad de Cuernavaca.

3. «No existe la evidencia de que se verificara el estado de la alcantarilla ni modificado en caso de deterioro», como así se presentó. El equipo encargado del peritaje hizo una revisión posterior al accidente del tubo que discurre bajo la carretera y descubrió que estaba sumamente deteriorado, el acero había quedado expuesto y el agua se había comido el material aglutinante.

4. «La dislocación de la tubería» provocada por varios motivos: el deterioro existente de la alcantarilla (desde antes de la construcción de la obra), la caída del terraplén sobre el que se asienta la carretera y el peso del muro de contención; la falla de estabilidad en ese muro provocado por un talud que ocurrió en octubre de 2016 y los trabajos de la maquinaria pesada sobre él para arreglarlo; la obstrucción del tubo con basura y ante la presencia de lluvias, que actuaron como un presurizador y provocaron que el agua saliera por las grietas. 

5. «Hubo una deficiente construcción de los muros».  El encargado de diseñar el proyecto —que en este caso no es el mismo que la constructora contratista, sino la empresa SAC— lo diseñó para que se hiciera un embovedado, no obstante, se ejecutó sin este sistema. «Si se hubiera embovedado el tubo se habría protegido», precisó el ingeniero Marengo. No queda claro si ahí la responsabilidad es de la constructora española Aldesa y Epccor, además de las empresas que debían supervisar la obra.

6. Cuando el agua provocó una erosión en la parte baja del muro, se cuidó la estabilidad de la muralla, sin embargo, no se diagnosticó la pérdida de material del terraplén. «Existen dudas acerca de la inyección de concreto para esa estabilización», cuentan los expertos. Unos días antes de que el coche cayera en aquel hoyo profundo, los vecinos habían alertado de que en el muro había «cuevas» que dejaban ver las varillas de la construcción. Estos huecos se taparon con concreto, pero no sirvió de mucho. De hecho, el concreto acabó filtrándose en el propio tubo.  «Desde luego, no hubo una buena revisión de las consecuencias de la erosión por parte del agua en la parte baja del muro», añadió. 

A casi un mes de que el coche de la familia Mena cayera en el socavón de Cuernavaca, los culpables de uno de los sucesos que más ha escandalizado a México en los últimos años siguen siendo un misterio.