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El tigre de Andrés Manuel

(Primera parte)

En economía, el término destrucción creativa se refiere al proceso en el cual desaparecen las empresas incapaces de innovar y que tienden a perder relevancia en el mercado. Como resultado de este proceso, aquellas empresas que logran diseñar e implementar procesos de innovación y que logran adaptarse a las necesidades de los consumidores son las que sobreviven y dominan el mercado.

En el escenario político nacional, los partidos Revolucionario Institucional y Acción Nacional no fueron capaces de diseñar e implementar políticas públicas que generaran desarrollo económico y social sostenido en beneficio de los ciudadanos. Por el contrario, ambos partidos privilegiaron el desmantelamiento del antiguo Estado de Bienestar.

Así, el Estado Mexicano cedió una parte fundamental de su poder y capacidad en favor del sector empresarial en formas tan diversas y variadas como las asociaciones público privadas, las privatizaciones y por supuesto, las puertas giratorias entre el sector público y privado que permitían a altos directivos ocupar puestos en la administración federal o viceversa.

Bajo la perspectiva del concepto de destrucción creativa, y gracias al desgaste de los partidos políticos tradicionales, para el electorado nacional Andrés Manuel López Obrador y el Movimiento de Regeneración Nacional, se posicionan como la oferta política más innovadora en México. Una eventual victoria de MORENA en las elecciones para renovar los Poderes Ejecutivo y Legislativo provocaría una Implosión del bipartidismo y la oportunidad de generar cambios fundamentales en nuestro sistema político con el objetivo de generar beneficios tangibles para los ciudadanos.

López Obrador enfrentaría grandes retos en tres esferas. La primera, a nivel institucional con retos internacionales como la relación bilateral con Trump y la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. A nivel nacional, enfrentar los altos índices de inseguridad, dinamizar la economía nacional para generar un crecimiento económico sostenido, la generación de consensos con el sector empresarial y con la sociedad civil.

La segunda esfera se refiere a los retos dentro del propio movimiento que AMLO creó y en la necesidad de preservar la alianza sui generis que AMLO construyó en los últimos años con el fin de alcanzar el poder. Un movimiento que une a la extrema derecha del Partido Encuentro Social, a empresarios como Alfonso Romo, y actores de izquierda como Paco Taibo II. Por supuesto, a esta alianza sui generis habría que agregarle la suma de todos los tránsfugas del PAN, PRD y PRI.

En tercer lugar, las promesas de campaña. AMLO adquirió una serie de compromisos y expectativas difíciles de cumplir. Por una parte, López Obrador se encargó de alimentar al “tigre” del descontento social, formando alianzas con actores y grupos políticos polémicos como Elba Esther Gordillo, Bejarano, Napoleón Gómez Urrutia y con la CNTE. Por otro lado, AMLO y MORENA han recibido el apoyo de miles de ciudadanos cansados de la corrupción, el pacto de impunidad y el tráfico de influencias. La gran interrogante es como diseñar e implementar acciones puntuales para terminar con nuestros males crónicos sin perder la cohesión de su grupo. Como cumplir las expectativas sin abrir más frentes de batalla en su lucha.

Quizás este difícil equilibrio ha quedado al descubierto, por lo menos ante el electorado de Nuevo León. Hace unos meses, las encuestas de los candidatos a la Presidencia de México en Nuevo León señalaban que AMLO lideraba las tendencias. Hace unos días, se dieron a conocer las nuevas tendencias en las que AMLO y Anaya van empatados.

Es relevante sumar la estrategia mediática de varios empresarios de la entidad, tema que se analiza la próxima semana.

El autor es Politólogo por el Tecnológico de Monterrey y candidato de la Maestría en Ciencia Política y Política Pública de la Universidad de Guelph.

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