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El último debate presidencial

Fuente: Cortesía

Ante la percepción que hoy existe del proceso electoral, no cabe duda que se ha creado una nube de desinformación y también una practica que me gustaría llamarle “opinología”, que parece ser una nueva ciencia que hace creer a todos los que opinamos, que con ello cambiaremos la situación del país, creando verdades a medias y personalizadas.

México enfrenta una crisis de credibilidad en sus liderazgos políticos, sociales y empresariales. No tenemos una voz que una a los mexicanos y tampoco que nos dé una esperanza real de forma universal, sin polarizarnos.

Tenemos frente a nosotros cuatro candidatos que han hecho lo posible para generar percepción por diferentes medios; sin embargo, se les ha olvidado lo mas importante, entregarse a México en lugar de entregarse a su proceso de campaña. Hoy no tenemos un líder a quién seguir la mayoría como país, un líder que integre un propósito colectivo.

Podemos observar que estamos entrando en una etapa donde ahora lo que importa no es la promesa o compromiso que nos hagan, sino la credibilidad y confianza que nos generen ante las emociones que hoy nos polarizan a todo el país.

Cada candidato y sus redes se están preparando para generar la percepción de ir ganando el debate, ya están los “hashtags” listos y se preparan para una guerra en medios electrónicos donde seguro todos terminarán con el grito del triunfo. ¿Acaso ninguno esta seguro de poder ganarlo y hacer que la gente lo “viralice” en las redes de forma natural?

No creo que este debate cambie de forma importante para alguno de ellos la posición que se percibe de poder ganar la elección. Al menos que sucediera algo insólito – que es poco probable- mas no hay que olvidar que si uno se cae, le permite a otros subir.

Los candidatos están bien preparados para el evento, por lo que lo importante es si los mexicanos también lo estamos. ¿Lo vamos a ver de forma consciente o inconsciente? Esto determinará si estamos preparados o no.

De forma inconsciente vamos a ver mas grande de lo que es a nuestro “candidato preferido” y por supuesto minimizaremos sus debilidades. Si lo vemos de forma consciente estaremos observando y analizando sin juicios quien puede ser el próximo presidente de México; y solo así, tendremos una realidad de lo que sucedió en el debate, que es el último entre ellos, pero no entre los mexicanos.

El autor es colaborador especial del Despacho Elizondo Cantú.

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