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Es tiempo de pensar primero en los ciudadanos

Luis Gónzalez VillarrealFuente: Cortesía

Estimado lector, muy frecuentemente escuchamos que la tecnología va a transformar a nuestras ciudades, que gradualmente tendremos ciudades más inteligentes, en las que veremos sistemas de transporte público, de recolección y tratamiento de basuras, con un plan de desarrollo urbano entre otros más eficientes y ecológicos.

El cambio climático es el gran reto existencial de nuestro tiempo que afecta a todas las regiones y que tiene consecuencias especialmente graves en los países de bajo ingreso como el nuestro. Sin medidas de mitigación, se proyecta que a finales del siglo la temperatura mundial haya aumentado en 4 °C por encima de los niveles preindustriales y que se genere un crecimiento de riesgos irreversibles de colapso de los mantos de hielo, de inundación de estados con baja altitud, de fenómenos meteorológicos extremos y de escenarios de calentamiento climático fuera de control.

Nuestra gran dependencia de combustibles fósiles no solo se limita al cambio climático. Su uso también aumenta las muertes por contaminación atmosférica local, la congestión vial y los accidentes.

Los ciudadanos no queremos que las actuales contingencias ambientales que nos enferman se sigan viviendo en el área metropolitana de Monterrey, convirtiéndose en una costumbre o algo cotidiano.

Es muy importante encontrar un equilibrio entre las consideraciones distributivas de eficiencia energética y en materia de políticas públicas.

Nuestra forma de relacionarnos para bien o para mal ha cambiado, la tecnología es parte fundamental de nuestro día a día, los ciudadanos ocupamos a la industria, los medios de comunicación y el gobierno pueden aprovechar esta revolución tecnológica para interactuar y ver todas las posibles soluciones ante este grave problema que sufrimos. Es prioritario desarrollar un plan de ciudad inteligente en el que aprovechemos la revolución tecnológica.

La economía y el empleo ya no se mueven como lo fueron hace algunos años, la conectividad ha transformado nuestra vida cotidiana.

Se estima que más del 68 por ciento de la población mundial podría vivir en áreas urbanas para 2050. Debemos crear ciudades inteligentes que formen parte de este futuro, prometiendo hacer nuestras vidas más cómodas, seguras y sostenibles, porque los recursos son limitados así que no queda otra más que reinventar la forma en la que vivimos.

En su mayoría, los participantes en los proyectos de ciudades inteligentes son políticos, consultores, académicos y empresas de tecnología. Sin embargo, a menudo falta el grupo más importante de participantes: los ciudadanos comunes y corrientes que tendrán que vivir en estas ciudades transformadas.

Cada ciudad es distinta con grandes retos específicos, necesidades y oportunidades en donde por consecuencia las soluciones no son las mismas, cada una tiene que ir adaptando tecnologías necesarias y realizando las adecuaciones particulares.

En el área metropolitana de Monterrey, somos una ciudad orgullosamente industrial en la que debemos buscar la fórmula para seguir impulsando su crecimiento pero transformándonos en un ejemplo nacional de cómo pasamos de ser una de las urbes de mayor contaminación de México a ser un ejemplo de ciudad sostenible.

Debemos desarrollar escenarios amigables, atractivos para el turismo y favorables para el emprendimiento personal y empresarial, se necesita atraer la innovación social en donde la tecnología permita la accesibilidad incluyente a todos los ciudadanos, con discapacidades y para todas las edades, creando plataformas abiertas para la participación de todos.

El desarrollo urbano debe de generar y adquirir los avances tecnológicos que filtren la gran información que se genera diariamente en todos los servicios públicos, evaluando los consumos energéticos de cada uno. Toda esta información puede ayudar a disminuir el consumo de recursos.

Hay que disminuir los tiempos de traslado de cada vehículo, se puede empezar por renovar los semáforos pre programados a nuevos que responden en tiempo real, hasta el incentivar el uso de aplicaciones que facilitan el flujo vial, incluyendo la búsqueda del estacionamiento.

Una ciudad inteligente busca minimizar la contaminación, disminuyendo el gasto energético, creando la dinamización de la economía y la industria estratégica en escala local y estatal.

Estimado lector ¿Cree usted que en Nuevo León podemos ser un ejemplo de crecimiento industrial ecológico inteligente?

¡Hasta la próxima!

El autor es CEO de Petroland, ex Director General de Franquicias Pemex y constructor de Estaciones de Servicio. También es Comercializador Autorizado de la CRE; miembro del PEI/NACS y Consultor en Eficiencia Energética.

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