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Este millonario ‘huye’ de bancos y mercados… ¿cómo le hace para mantener su fortuna?

Jack Dangermond pasó toda su carrera ignorando los mercados de capitales.

La ventaja de este enfoque quedó de manifiesto el mes pasado, en un día en que titanes de la tecnología como Jeff Bezos y Mark Zuckerberg perdieron casi 33 mil millones de dólares en siete años. Dangermond, desde Redlands, California, donde se ubica su compañía de cartografía digital, Esri, ni siquiera se había dado cuenta. «¿Están bajando los mercados?», dijo. «No los sigo».

Su indiferencia resalta la forma única en que dirige la empresa que fundó con su esposa, Laura, hace casi 50 años. Se ha convertido en una de las empresas de tecnología más exitosas del país, aunque de las menos conocidas.

Los ingresos en su división estadounidense crecerán 9 por ciento a más de mil millones de dólares este año, comentó Dangermond. Se espera que las operaciones en el extranjero, en las que tiene participaciones minoritarias, generen más de 500 millones de dólares.

Esri, que significa Environmental Systems Research Initiative (Iniciativa de Investigación de Sistemas Ambientales), ha recibido poca atención en parte porque Dangermond nunca ha recurrido a los mercados y ha evitado el capital de riesgo, la deuda y el pago regular de dividendos.

Los Dangermond comentaron que no tienen planes de sacar rédito de su participación, que el Índice de Multimillonarios de Bloomberg estima en más de 6 mil millones de dólares.

Dangermond cuestiona este análisis, diciendo que no son multimillonarios porque Esri no es administrada como una entidad financiera y no debería ser valorada como tal. Aunque eso puede confundir a los banqueros, señaló que ese enfoque ha sido fundamental para su éxito.

«La gente siempre está interesada en adquirir nuestra compañía o nuestros activos, pero no entienden realmente lo que es Esri», detalló Dangermond, de 73 años, insistiendo en que no tiene planes de retirarse o vender la empresa.

«La mayoría de las empresas buscan ingresos y rentabilidad para poder pagar dividendos a sus accionistas. Uno de los secretos clave de esta compañía es que reinvertimos nuestro dinero en ella».

Este enfoque ha convertido a Esri en el líder en sistemas de información geográfica, proporcionando herramientas cartográficas avanzadas que ayudan a gobiernos, empresas y organizaciones sin fines de lucro.

A pesar del bajo perfil de Esri, su impacto en la civilización moderna es de gran alcance. Los gobiernos estatales, locales y federales son sus mayores clientes, y representan alrededor del 55 por ciento de sus ingresos en Estados Unidos.

Esri ayuda a United Parcel Service a optimizar las rutas de entrega, ahorrándole a la empresa de transportes 400 millones de dólares anuales, según Dangermond. Las compañías petroleras lo usan para decidir dónde perforar.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) utilizó los mapas y la tecnología de Esri para coordinar la respuesta a un brote de Ébola en África Occidental en 2014 y 2015.

Es un mercado costoso. Cada año, la compañía invierte alrededor de 350 millones de dólares en investigación y desarrollo. Ese dinero financia la creación de software que puede incorporar y analizar miles de entradas en tiempo real, como los niveles de tráfico obtenidos de los sensores en las carreteras.

Este nivel de gasto podría suscitar quejas de los accionistas de las empresas de tecnología que cotizan en bolsa. Alphabet, Amazon y Apple invierten alrededor del 15, 13 y 5 por ciento de sus ingresos en I+D, respectivamente, según un informe de PricewaterhouseCoopers.

El enfoque de inversión de Esri es un ejemplo extremo de cómo las empresas familiares pueden diferenciarse de sus pares que cotizan en bolsa, especialmente cuando no necesitan recurrir a los mercados de deuda o de renta variable.

«Hay grandes diferencias en los horizontes temporales y las perspectivas», dijo Charles Lowenhaupt, máximo ejecutivo de Lowenhaupt Global Advisors.

«Una empresa familiar puede, y así lo hace, mirar períodos de cinco años a más de 100 años. Son una gran parte de la economía, pero puede ser difícil controlarlos, especialmente si no piden dinero prestado».

Dangermond ciertamente no dependió de deuda, excepto por los 5 mil dólares que su madre les prestó a él y a Laura cuando empezaron. Alquilaron una máquina de escribir, una fotocopiadora y se instalaron en su ciudad natal de Redlands, a una hora en coche al este de Los Ángeles.

El crecimiento fue lento. «Durante mucho tiempo fue de boca en boca», precisó Laura Dangermond. «No recibí un salario durante años».

El punto de inflexión se produjo después de una década de trabajo de consultoría y proyectos, cuando los clientes comenzaron a preguntar si podían comprar el software de cartografía.

Los Dangermond aún siguen su propio camino, pagando a los empleados por hora y evitando la compensación basada en comisiones incluso para el personal de ventas.

Tampoco les preocupa demasiado la posibilidad de que algún día rivales de gran envergadura como Alphabet, matriz de Google, se interesen de nuevo en su nicho.