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Freud ‘revive’ gracias a una marca de relojes

Un fabricante de relojes vienés que supo contar a Sigmund Freud entre sus clientes ha resucitado de entre los muertos, ayudado por el expresidente de Nestlé, Peter Brabeck-Letmathe.

Proveedor acreditado de la corte real austrohúngara, Carl Suchy & Söhne fabricaba relojes de lujo para el emperador Francisco José, aristócratas e industriales. Después de la Primera Guerra Mundial y la caída del imperio de Habsburgo, la empresa se disolvió.

Brabeck impulsó su renacimiento al comprar un tercio de una nueva compañía que fundó un empresario del arte y el diseño de Viena el año pasado.

El ex máximo responsable de Nestlé dijo que se sintió impulsado por el deseo de mantener lazos con su Austria natal cuando su madre murió y su familia vendió sus últimas propiedades allí… y después de haber pasado medio siglo en el gigante suizo de los alimentos.

“Es un proyecto pequeño y especial”, comentó Brabeck en una entrevista cerca de la sede central de Nestlé sobre las márgenes del Lago de Ginebra, describiéndolo como “ese vínculo emocional con Austria que estaba buscando. Esa fue mi motivación”.

En tanto los fabricantes de relojes se recuperan lentamente de una caída de varios años y se adaptan a la nueva competencia de Apple, parecería que el sector no necesita otra marca que fabrique relojes costosos pero tecnológicamente anticuados, en este caso un modelo de 7 mil 850 euros (9 mil 100 dólares) de un país alpino vecino que no es famoso por sus proezas en relojería.

Los que dominan el negocio son tres productores con sede en Suiza: Swatch, Rolex y Richemont. Los conglomerados de lujo franceses Kering y LVMH también tienen sus propias marcas suizas de renombre.

Carl Suchy, así llamada por un relojero vienés del siglo XIX, es una de una serie de marcas pequeñas de fuera del país que han aparecido en un momento en que los relojes mecánicos de alta gama atraen a nuevos entusiastas que buscan una alternativa a un IWC Schaffhausen o un Patek Philippe.

Leica, famosa por sus cámaras, está probando suerte con relojes mecánicos a partir de 12 mil dólares fabricados en Alemania.

Ressence de Bélgica alía la relojería tradicional con la tecnología digital. Muchas de las nuevas marcas, incluida Carl Suchy, venden directamente a los consumidores online.

“Las marcas pequeñas pueden sobrevivir, sobre todo si trabajan con la exclusividad, pero deben ser conscientes de que estarán siempre destinadas a seguir siendo pequeñas”, mencionó René Weber, analista de Bank Vontobel.

Han resucitado asimismo otros nombres. A. Lange & Söhne de Alemania estuvo inactiva durante cuatro décadas después de la Segunda Guerra Mundial, hasta que el bisnieto del fundador contribuyó a reformar la compañía. Jean-Claude Biver, actualmente responsable de la división relojes de LVMH, revivió Blancpain en los años 80.

Carl Suchy es la segunda marca de relojes en la que ha invertido Brabeck después de contribuir a recaudar 23 millones de francos (23 millones de dólares) en 2016 para financiar HYT , un fabricante suizo de relojes pulsera que utilizan líquidos para dar la hora.

El presidente honorario y ex máximo responsable de Nestlé explicó que empezó a interesarse en los relojes décadas atrás, y ahora es poseedor de alrededor de una docena.