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Gas natural busca su lugar en un futuro con menos emisiones

La industria del gas natural está tratando de mejorar sus credenciales ecológicas en tanto busca sumarse a los autos eléctricos y las centrales eléctricas con energía renovable en un futuro con menos emisiones.

Las empresas de energía de Europa se pasaron años promocionando el posible papel del gas natural como combustible de transición para reemplazar fuentes más sucias de energía ininterrumpida.

Ahora, lo promocionan cada vez más como una alternativa más limpia a los productos petrolíferos en el transporte e invierten en tecnología para producir combustible menos contaminante.

«El gas natural jugará un papel más importante en un mundo más ecológico», dijo el martes Guy Smith, director de operaciones de gas de la concesionaria sueca de energía eléctrica Vattenfall.

Agregó que «será el combustible elegido para una situación intermedia rumbo a una economía más verde, y luego llegarán nuevas tecnologías e impulsarán los mercados».

Como gobiernos e inversores se preocupan cada vez más por el cambio climático y están reunidos en Polonia para las negociaciones de Naciones Unidas por ese tema, la industria del gas natural cuestiona su propia supervivencia. Se proyecta que la participación del combustible en el suministro de energía primaria aumentará a un cuarto para 2040, pero también que el crecimiento anual del consumo se desacelerará del 2.3 por ciento de los 25 años hasta 2016 a 1.6 por ciento, de acuerdo con la Agencia Internacional de la Energía.

El hecho de que el gas natural contamine menos que otros combustibles fósiles —sus emisiones llegan a ser 55 por ciento más bajas que las del carbón— lo ha convertido en la niña mimada de las empresas de energía. Varias compañías, desde Scania hasta Royal Dutch Shell, están invirtiendo para reforzar el papel del gas natural en el sector del transporte.

«La visión del gas como simple combustible de transición está cambiando», puntualizó Eva Hennig, presidenta del comité de operadores de sistemas de distribución de Eurogas, grupo de lobby de la industria con sede en Bruselas.

Shell anticipa que el mercado global de gas natural licuado como combustible de transporte se cuadruplicará para 2030, a medida que la implementación de políticas públicas que gravan las emisiones de carbono impulse la demanda de fuentes más limpias.

«El transporte es un área en la que históricamente el gas no tuvo un papel, pero puede tenerlo», declaró Steve Hill, vicepresidente ejecutivo de Shell Energy, el mes pasado en una conferencia en Lisboa. «Los autos acabarán por electrificarse, pero el transporte de cargas pesadas, donde se trasladan esas cargas por largas distancias, no es muy adecuado para las baterías y la electricidad, lo cual puede ser un segmento para el GNL».

El obstáculo para la expansión del gas natural al transporte es la falta de voluntad política y de un marco reglamentario mejor, según Manfred Leitner, miembro del comité ejecutivo de la austríaca OMV.

La legislación europea actual se concentra en las emisiones de los vehículos, lo que deja a los autos eléctricos en mejor posición que otras tecnologías.

«Solo hay incentivos para los autos eléctricos. Se los define como de bajas emisiones pero, si uno mira toda la cadena, se pregunta de dónde viene la electricidad», indicó Leitner a través de una entrevista telefónica.

«Si hubiese voluntad política, se aceptaría el gas para el mercado de movilidad. Prevemos un mejor futuro con una mezcla de tecnologías».