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Hawái quiere establecer una nueva edad mínima para fumar: solo mayores de 100 años

Legisladores de Hawái presentaron ante el Congreso local una ley que propone aumentar la edad mínima para fumadores de forma gradual hasta llegar a los 100 años.

El proyecto de Ley H.B.1509 fue impulsado por congresistas demócratas y republicanos de la entidad.

De aprobarse, para 2020 solo los mayores de 30 años podrían fumar cigarros. En 2022, únicamente los mayores de 50; y para el 2024 solo quienes tengan más de 100 años podrán consumir este producto.

Los legisladores consideraron que los cigarros son el artefacto más mortal en la historia de la humanidad, pues «es un producto peligroso que mata a la mitad de sus usuarios a largo plazo».

«La legislatura también encuentra que fumar ha matado a cien millones de personas en el siglo XX y probablemente matará a mil millones de personas en el siglo XXI», indica uno de los argumentos de la propuesta.

Los congresistas señalan que desde 2013 fumar ha matado a cerca de 6 millones de personas en el mundo cada año.

Hawái tiene algunas de las leyes más estrictas sobre la venta de cigarros, con altos impuestos y regulaciones. Además, fue la primera entidad de Estados Unidos en prohibir fumar a personas menores de 21 años.

En la propuesta de ley, los congresistas señalan que los cigarros «han causado más enfermedades prevenibles, muertes y discapacidades que cualquier otro problema de salud, y cada año cobran la vida de más de mil 400 adultos y contribuyen a más de veinte mil muertes prematuras de menores».

Estudios han indicado, dice la propuesta, que los fumadores que renuncian al cigarro cuando tienen entre 30 y 40 años tienen más posibilidades de tener una vida normal.

Además, los legisladores consideran que, si se aumenta la edad mínima para fumar, podría ser una medida efectiva para erradicar la venta de este producto.

La ley no contempla los puros y los cigarros electrónicos dentro de la legislación.

En el caso de los primeros, como el humo no es inhalado, podría no causar tanto daño como un cigarro -aunque algunos estudios han demostrado lo contrario-. En el segundo, argumentan que no tienen el potencial cancerígeno que los cigarros sí poseen.