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Hay esperanza

Miguel Moreno TrippFuente: Cortesía

Es prácticamente inevitable comentar sobre la renuncia del ahora ex secretario de Hacienda, Carlos Urzúa por varios motivos. Si bien nadie es indispensable, hay quienes debieran ser más dispensables que otros. Él no.

Regresando a los motivos, el primero es lo intempestivo de la renuncia cuando a él se le asociaba con la prudencia en el manejo de las finanzas públicas. El segundo es por la carta que él mismo hizo pública. Si bien el tono es respetuoso, el contenido es alarmante. El tercer motivo es por la expresión de la cara del nuevo Secretario y su pronto comentario en el sentido de que no ve una recesión en puerta, cosa que puso en tela de juicio el reporte de Bank of America Merril Lynch.

Si fueron desafortunadas las declaraciones del ahora ex secretario en el sentido de que cuide a los niños su abuela en vez de las guarderías -quesque porque no guardan y que eran una caterva de corruptos, aunque no se ha acreditado la existencia de los niños fantasmas- fue lamentable la consecuentada con la cancelación del aeropuerto. Fuera de eso, se consideraba que la hacía de ancla en las tormentas y tempestades creadas artificialmente por decisiones sin sentido.

Precisamente, el tomar decisiones sin sustento es otra forma de decir que se improvisa. México no es un país bananero con el que si se toma la decisión equivocada no tendría importancia. Estamos hablando de la doceava economía del mundo y -aunque no lo fuera-, no se vale jugar a las adivinanzas económicas con más de 120 millones de almas. Se gobierna para todos.

El que se meta gente sin experiencia a las secretarías, solo por cumplir cuotas por favores electorales recibidos, es corrupción. Pura y llana corrupción. Hemos visto casos como el que una persona de la coordinación de logística, que seguramente es una labor muy importante, se insiste en que se vuelva consejero de una comisión que regula a una de las empresas petroleras más importantes -y más endeudadas- del mundo. Otro ha sido el CONACYT y la oferta de trabajo a quienes no tenían ni estudios terminados. Es para ya no creer ni en esas ni en ninguna otra ex institución. Sí se fueron al diablo.

Se denuncian conflictos de intereses y no se va a actuar en consecuencia, pero se rasgan las vestiduras si ex empleados en las diversas secretarías quisieran trabajar en lo que se supondría son expertos al término de sus encomiendas gubernamentales. Recientemente, la congruencia dejo de ser un valor.

Pero lo más preocupante de todo es la mención del extremismo “de derecha o izquierda” y por supuesto que ahora no hay -ni habrá en el corto y mediano plazo- extremismo de derecha. El poner a la ideología por encima de los intereses de la patria, es pura y llanamente traición a la patria. Se tenía que decir y se dijo.

Circula un meme en el que filosóficamente un changuito se pregunta cómo es que las caravanas de migrantes le dan pa’l norte y ciertamente no se conforman con quedarse en México: buscan emigrar a los Estados Unidos. ¿Cómo es que no le dan pa’l sur a las paradisiacas tierras bolivarianas? ¿No que el capitalismo ha matado -según esto- a más gente que todas las guerras juntas? ¿Serán suicidas? Por supuesto que no. Luego entonces, ¿por qué la imposición de esa ideología?

He ahí el grandísimo peligro que indica la carta: el dogmático extremismo de izquierda que pasará por encima de todo -patria incluida- para a fuerza querer imponerse en México. No son tan distintos de los talibanes que o se piensa como ellos o cuello. Lo kafkiano del asunto, es que ellos mismos son prueba viviente de que antes no era así y peor, viven de lo que pagan de impuestos a los que atacan.

Afortunadamente, tenemos un producto del neoliberalismo al que su ideología no toca: el T-MEC con su antecedente el TLC. Si algo va a sacar adelante a México será precisamente el comercio con Estados Unidos y con Canadá. Hay esperanza.

El autor es Doctor en Finanzas por la Universidad de Tulane; cuenta con la Maestría en Alta Dirección de Empresas, en el IPADE. Se desempeñó como Director General de entidades del área Internacional en Santander Serfin. Es Director del programa OneMBA.

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