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Hola, latinos

Durante generaciones, los latinos pensaron que su lugar estaba en el Partido Demócrata, “el partido de los trabajadores”, y no en el Partido Republicano, “el partido de los ricos”. Con el tiempo, cambió la identidad de esas organizaciones y cambiaron ellos.

Decepcionados, porque aquéllos a los que les confiaban su voto no quisieron o no pudieron hacer nada cuando los empleos se empezaron a ir a otros países o desaparecieron por las políticas ambientales (como en la minería del carbón), los obreros abandonaron en masa las filas demócratas. Aún retienen a los trabajadores de los servicios (empleados de restaurantes y hoteles, burócratas locales y maestros), pero sus heterogéneas demandas son difíciles de compaginar con las políticas de identidad que ahora proponen.

Como otros sectores, los hispanos se decepcionaron cuando vieron a Bill y a Hillary Clinton consentir a los magnates que les financiaban sus campañas. Y se sintieron engañados por Barack Obama porque en la crisis financiera de 2008 nunca llegó la ayuda prometida para que no perdieran sus casas ni se fueron a la cárcel los abusivos.

También constataron que poco conseguían favoreciendo a los candidatos a alcalde demócratas. En campaña les ofrecían maravillas y luego los olvidaban.

En la medida en que las escuelas se deterioraban, la vivienda de hacía más escasa y cara, los baches más grandes y las balaceras más tupidas, los latinos empezaron a buscar otras opciones. A los líderes partidistas no les preocupó mucho. Bernie Sanders les advirtió de su error, pero él mismo no pudo atraer a los jóvenes latinos.

Los hispanos también se transformaron. Con mucho esfuerzo y no sin tropiezos han experimentado una movilidad social ascendente. En su gran mayoría se ubican en la clase media y viven en los suburbios. Su ingreso ya casi está en el promedio nacional y (en los cinco años anteriores a la pandemia) creció más rápido que el de los blancos, los negros y los asiáticos.

Su expectativa de vida es tres años mayor que la de los blancos y su tasa de ingreso a la educación superior pasó de 22 a 36% entre 2000 y 2018. Son los más convencidos de que el “sueño americano” sigue siendo real.

Aunque entre ellos siempre han sido más los moderados, los conservadores han ido aumentando y ya representan una tercera parte. Son también muy patrióticos, con más alistamiento en las Fuerzas Armadas, los cuerpos policiacos y la Patrulla Fronteriza que otros sectores. Esas características los han acercado a los republicanos.

VIRAJE

A diferencia de otros candidatos presidenciales de su partido, que daban por perdidos a los hispanos y a lo más, los cortejaban en California, Texas o Florida, Donald Trump se dio cuenta de que podrían ser decisivos en el Medio Oeste. Aunque en algunos estados de esa región no son más de 10 por ciento del electorado, pueden hacer la diferencia por la intensa competencia.

Trump puso oficinas permanentes en las zonas de alta población latina y promovió candidaturas de líderes de la comunidad. La principal oferta que les hizo fue crear empleos y, efectivamente, estos se incrementaron.

La aprobación del presidente Joe Biden entre los hispanos se deterioró muy rápido. En algunas regiones cayó hasta 26%. Fueron determinantes las políticas que se implementaron durante la pandemia. Por ser trabajadores esenciales, muchos latinos cayeron enfermos y murieron. El aumento en el costo de la vida también los ha perjudicado.

En las elecciones de hace dos semanas el voto latino por los republicanos alcanzó 39%, un incremento de 10 puntos respecto a 2018. Significativamente, también obtuvieron 47% del voto hispano independiente. En Florida, Arizona y Texas votaron por los republicanos (respectivamente) 58, 47 y 46% de los latinos.

Con 58% del voto latino, Ron DeSantis se reeligió como gobernador de Florida. El senador Marco Rubio, que hace cuatro años tuvo 2% menos voto hispano que su rival, ahora tuvo 15% más. Hace dos años, la veterana de la Fuerza Aérea de origen mexicano Anna Paulina Luna compitió para ser congresista y perdió por seis puntos; ahora ganó por ocho.

En Texas, los republicanos triunfaron con diferencias de 7% en los condados con mayoría de población mexico-americana. Mayra Flores, primera congresista nacida en México, se reeligió sin mayor problema.

Lo cierto es que cada vez hay más figuritas de elefantes (el símbolo republicano) en las salas de los hogares hispanos.