En 2018 Viva Aerobus mantuvo una tarifa promedio de 527 pesos, frente a un costo por producir cada asiento que rondó los 800 pesos, pero esto dejaría a la aerolínea “en tierra”, pues el negocio sería incosteable.
Sin embargo, la línea aérea implementó diversas estrategias para lograr una ocupación del 90 por ciento en cada vuelo.
Juan Carlos Zuazua Cosío, director general de Viva Aerobus, explicó que una de las ‘maniobras’ que le ha funcionado a la empresa es ofrecer productos y servicios adicionales y de manera opcional a los pasajeros.
Cabe destacar que la tarifa dependerá de con qué tanta anticipación se compró el boleto.
“Nuestro negocio es como una línea de producción (…), estamos procurando ver la forma de poderla optimizar a su mayor nivel para que el avión vuele el máximo número de horas con el máximo número de asientos”, indicó.
Durante una sesión académica del IPADE Monterrey, el directivo explicó que “tenemos que vender tarifas de 500 pesos para asegurarnos de estimular el mercado y volar al 90 por ciento de ocupación”.
Para poder compensar el costo de producir cada asiento se tuvo que “encontrar nuevas fuentes de ingresos que puedan quitarle presión a la tarifa, que es la puerta de entrada del pasajero a moverse de un punto A hacía un punto B. Si subimos el día de mañana la tarifa promedio a 800 pesos se nos cae la demanda entre 20 o 30 puntos, no hay forma porque la tarifa aérea es la puerta de entrada al negocio”.
Mencionó que los cargos adicionales que hacen las aerolíneas tradicionales como el cobro por llevar kilos extra en el equipaje, adquirir alimentos y bebidas a bordo, transportación terrestre y seguros, se ofrecen de manera opcional a los pasajeros de Viva Aerobus, ya que cada uno tenía distintos perfiles y necesidades.
“Nos dimos cuenta que en base a los diferentes perfiles podíamos optimizar el precio y bajarle o subirle el precio a unos u otros servicios”, agregó.
