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Industria 4.0

Fuente: Cortesía

Hay un tema que nos empieza a preocupar y deberíamos de empezar a ocuparnos. Tenemos frente a nosotros otra transformación que, aunque también es la cuarta transformación no es la de Andrés Manuel López Obrador. La industria 4.0 hace referencia a la cuarta revolución industrial que el mundo ha iniciado, gracias a la digitalización y a la inteligencia artificial empleadas en los sectores productivos del mundo industrializado.

Los cambios tecnológicos siempre han traído consigo cambios sustantivos en la manera de operar sistemas tradicionales de producción, desde la introducción de la máquina de vapor en el siglo 18, pasando por la producción en masa a principios del siglo 20 y la automatización industrial de los años 70s, los cambios tecnológicos producen importantes externalidades tanto positivas como negativas.

Los efectos positivos son fáciles de identificar y comúnmente son tomados en cuenta mucho antes de que se materialicen. Sin embargo, comúnmente desatendemos negligentemente el análisis de los efectos negativos.

Los efectos ambientales y las distorsiones en el mercado laboral son dos ejemplos que comúnmente advertimos mucho tiempo después, tradicionalmente cuando se han convertido en un problema grave. Salvo en contadas ocasiones, siempre he creído que en México tomamos decisiones de política económica de una manera reactiva. Tomamos las decisiones que tanto el contexto económico y político “nos dejan” en vez de tomar decisiones preventivas, es decir, vamos corrigiendo en vez de ir diseñando un país.

La industria 4.0 viene a ponernos un reto estratégico para el país, específicamente para el mercado laboral. Esta cuarta revolución industrial, fundamentalmente implica que los sistemas de manufactura como los conocemos hoy en día, evolucionarán de manera acelerada hacia lo que se conoce como manufactura digitalizada, que según los expertos puede tener tres niveles. El nivel más bajo es la manufactura asistida por sistemas computacionales con alta capacidad de almacenamiento y análisis de información. El siguiente nivel es la manufactura asistida por sistemas ciberfísicos que implica lo que hoy conocemos como el “internet de las cosas”. Esto, por ejemplo, ha ayudado a la personalización de la producción a bajos costos. Finalmente, el nivel más alto es la inteligencia artificial; en donde robots pueden tomar decisiones sobre producción, mantenimiento, órdenes, sistemas logísticos, etc.

Ciertamente todo lo anterior es fascinante; sin embargo, no hemos realmente evaluado el impacto que todo esto traerá en el mercado laboral, en la cadena de valor y en el contexto social. Claramente habrá nuevas oportunidades de trabajo, pero estos cambios traerán primero un desplazamiento laboral originado por la sustitución de sistemas inteligentes, productivos y a bajo costo, principalmente en el sector manufacturero.

En países como México que dependemos de manera importante del sector manufacturero y que la competitividad del sector está principalmente sustentada por el bajo costo de la mano de obra, debemos de pensar rápidamente cómo podemos contrarrestar el impacto de esta nueva revolución industrial que avanza de manera exponencial.

El Instituto Alemán de la Agencia Federal del Empleo ha estimado que para el 2025 Alemania habrá perdido 1.5 millones de empleos como consecuencia de esta industria 4.0 y aunque claramente habrá creado otras fuentes de empleo, se estima que hay un “gap” importante en la velocidad entre la destrucción y la creación de empleos.

Creo que aún estamos a tiempo para iniciar el diseño de políticas públicas que fortalezcan las competencias de nuestra fuerza laboral actual y futura. La modernización del mercado laboral debería de ser una prioridad del gobierno de la cuarta transformación en México y así hacer frente a la cuarta revolución industrial.

El autor es Decano de la Región Norte de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno, del Tec de Monterrey.

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