Para enfrentar los altos niveles de violencia y atender el problema de seguridad, México debe apostar por una política de Estado con mediaciones de las variables vinculadas al origen del delito e instituciones que trasciendan partidos y sexenios.
“México ha hecho cosas valiosas en materia de seguridad, el gran reto es que no ha tenido continuidad o por motivos del orden partidista se han destruido”, dijo Genaro García Luna, extitular de la desaparecida Secretaria de Seguridad Pública Federal, al presentar en El Financiero-Bloomberg su libro Seguridad con Bienestar, un nuevo modelo integral de seguridad.
En el programa, donde se discutió el libro, participaron Enrique Quintana, vicepresidente y director general editorial de El Financiero; Tony Payan, director del Centro México del Baker Institute, de Houston; Jaime Domingo López, director corporativo de Grupo Lauman; y Raymundo Riva Palacio, colaborador de El Financiero.
Ante ellos, García Luna hizo un panorama general de su texto en el que explica cómo evolucionó la logística criminal y cómo los delincuentes se aprovecharon de la debilidad de las instituciones de seguridad.
Dijo que México es un mercado abierto donde los delincuentes encuentran ventajas técnicas y de operación.
A esto se sumó una “involución” institucional en las policías porque se dejó de invertir en inteligencia, procesos y sistemas. Además, elementos de la policía y del Ejército “se aliaron al crimen potenciando su capacidad y poder”.
También se dañó el binomio sociedad-autoridad, lo que impidió la detección temprana del delito.
“Cuando se rompe la articulación de este binomio el costo es altísimo”, consideró.
Recordó que para que exista violencia en una sociedad se requieren tres componentes: un mercado ilícito, una logística delictiva y un deterioro institucional.
Explicó que el deterioro institucional y los niveles de violencia llevaron a hacer uso de las Fuerzas Armadas, pero no se trabajó en crear capacidades institucionales en la policía civil, y el resultado es el desgaste de las Fuerzas Armadas y un gran riesgo de que se pierda la legitimidad en el uso de la fuerza.
Insistió que el libro plantea dos ejes: uno, atender las variables vinculadas con el delito (sociales, educativas y salud) con un enfoque real de medición; y atender el fenómeno de seguridad para observar, acotar y neutralizar los mercados ilícitos.
Tony Payán, quien hizo el prólogo, dijo que éste será referencia obligada para académicos porque resume cómo ha evolucionado el delito en México y deja en claro que el modelo de seguridad de Enrique Peña significó una “involución”.
