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La pensión universal y el gasto en pensiones

Fuente: Cortesía

La salida de la pobreza es un proceso lento que necesita políticas de empleo y apoyo social bien articuladas a largo plazo en conjunto del gobierno y de la iniciativa privada. Esperemos que los asesores del presidente López Obrador y los interlocutores de los organismos empresariales puedan tener conversaciones y negociaciones para construir el México que esperamos exista en los próximos 25 o 30 años. Los planes de desarrollo de países que han prosperado como Corea del Sur, Japón y Estados Unidos no han sido producto de un programa sexenal, sino de una visión de país y progreso a largo plazo con planes a 20 o 30 años en el que estuvieron conscientes los gobernantes, empresarios y ciudadanos que la generación beneficiaria serían sus hijos.

En México, las estadísticas de pobreza han impulsado programas de apoyo a una de las poblaciones más vulnerables, la de las personas mayores. Antes de 2012 existía el programa de apoyo de mayores de 70 años y después en Ciudad de México López Obrador creó el programa de 65 años y más, que después Peña Nieto extendió a todo el país. Ahora el presidente presenta la iniciativa de aumentar la pensión al doble mil 274.61 pesos mensuales a los adultos mayores de 68 años y más, sin importar si ya tienen una pensión o de su nivel socioeconómico.

El programa de pensión federal de Peña Nieto requería tener 65 años de edad en adelante y no recibir ingresos superiores a mil 092 pesos mensuales por concepto de pago de jubilación o pensión de tipo contributivo, como las otorgadas por el IMSS, ISSSTE, Pemex y otras entidades de la Administración Pública Federal.

A partir del gobierno de López Obrador, la edad sube tres años, recibiendo el adulto mayor el doble de pensión que la que entregó el gobierno de Peña Nieto, lo que significa una nueva redistribución del ingreso en términos económicos y que significaría ahorros al gobierno federal al aumentar la edad tres años más, si el apoyo continuara para aquellas personas que no tienen el apoyo de otra pensión. La pensión universal que promueve López Obrador es como su nombre lo indica universal para todo ciudadano de 68 años y más o que tenga 25 años de residencia en México.

Como en todo siempre hay dos caras, me pregunto ¿cómo se sienten las personas que están por cumplir los 65 años y de pronto, tendrán que seguir trabajando para continuar con un salario que precariamente cubre las necesidades básicas de una familia y esperar hasta los 68 para recibir los mil 274.61 pesos mensuales?, sabiendo por otra parte que una persona de 68 años que ya recibe una pensión contaría también con el nuevo apoyo propuesto.

Este cambio hace que queden desprotegidos 2.1 millones de personas que tienen entre los 65 y 68 años, lo que tendrá como consecuencia un aumento en el nivel de pobreza de este segmento de la población.

En México la población mayor de 65 años es de alrededor de 9.7 millones en 2019, de las cuales habría que saber quienes si necesitan la pensión y quienes no porque ya cuentan con alguna del IMSS, ISSSTE u otra entidad pública federal, podemos intuir que serían los cinco millones a los que la administración de Peña Nieto les otorgaba pensión, menos los 2.1 millones que tienen la edad entre 65 y 68, serían 2.9 millones de adultos de 68 años en delante.

La cifra anterior muestra que sería una realidad que al subir la edad de la pensión universal para adultos mayores a los 68 años representaría un ahorro para el próximo gobierno con relación al gasto que hubiese tenido que desembolsar al otorgar la pensión a partir de los 65 años de edad, pero esto no es posible al hacer la pensión independiente de si el adulto mayor ya tiene otra pensión. Los cálculos realizados por la administración de López Obrador calcula un número de beneficiados de 8.5 millones que significa una erogación de más de 120 mil millones de pesos (Forbes, 19 de diciembre de 2018), alrededor del 7 por ciento de la población de México, sería beneficiada pero ¿Son los que más la necesitan? ¿Qué estudio y datos avalan esta nueva propuesta?

La autora es profesora del Departamento de Finanzas y Contabilidad y Directora de Proyectos Académicos, Escuela de Negocios, Región Norte.

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