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La profecía (II)

Donald Trump (Reuters)

Hace poco hablamos en este espacio acerca del fenómeno de las ‘profecías autocumplidas’ y de cómo este fenómeno podría ser la principal fuente de desaceleración económica para este 2017. En su momento señalamos que ante un año donde probablemente no veremos materializado un nuevo escenario económico, comercial, fiscal y diplomático entre México y Estados Unidos, serían las propias reacciones de consumidores y productores ante tal incertidumbre las que podrían terminar impactando de manera adversa al consumo y la inversión este año.

En esta ocasión ofrezco algunos números que dan cuenta del impacto en expectativas respecto al clima de negocios y lo que parece ser un inesperado e incipiente giro de tuerca.

Recientemente el Banco de México liberó su Encuesta sobre las Expectativas de los Especialistas en Economía del Sector Privado, levantada entre los días 17 y 28 de febrero. En dicha encuesta se dio cuenta de que 91 por ciento de los participantes considera que la economía no está mejor que hace un año, mientras que 70 por ciento piensa que la coyuntura actual no es favorable para realizar inversiones. Aún más, 64 por ciento de los participantes considera que el clima de negocios empeorará en los próximos seis meses.

¿De dónde proviene el pesimismo? La encuesta también incluye el ordenamiento de los principales factores que los analistas consideran que podrían obstaculizar el crecimiento económico local. En este plano, es importante subrayar dos cuestiones. Primero, los primeros dos sitios en la lista de factores se encuentran ocupados por elementos externos: debilidad del mercado externo e inestabilidad política internacional, acumulando 22 por ciento de las respuestas. Segundo, de hecho, cerca de 44 por ciento del total de las respuestas se encuentran enfocadas en factores exclusivamente externos –tales como la contracción de oferta de recursos del exterior, la inestabilidad financiera internacional, el precio del petróleo, las tasas de interés externas y los dos factores anteriormente citados.

Curiosamente, mientras que “la debilidad del mercado externo” hace bastantes meses que ocupa el primer lugar en la lista de preocupaciones, la “inestabilidad política internacional” reapareció en escena el julio pasado, repuntando sensiblemente entre septiembre y noviembre, para alcanzar el segundo lugar en la lista de preocupaciones en enero de este año. Es decir, dicho elemento ha crecido en importancia de manera casi simultánea con la llegada de la administración Trump al poder en Estados Unidos.

Así, no sólo en las cifras de confianza del productor y consumidor se ha detectado cierto deterioro; la percepción de los analistas se encuentra en la misma línea. Este es el tipo de dinámica a la que anteriormente me he referido como las bases de una profecía de desaceleración con potencial de autocumplirse. No obstante, en este punto conviene mencionar que las más recientes cifras de consumo privado, ventas de autos y exportaciones no parecen mostrar aún señales de un proceso de desaceleración. Más aún, también aprovecho para actualizar la cifra de probabilidad de recesión en México implícita en la encuesta de Banxico, no mayor a 9.0 por ciento para el año en curso.

El autor es subdirector de análisis de mercados financieros locales en la Dirección de Estudios Económicos de Banamex. Las opiniones expuestas son responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la visión de Banamex.

Twitter: @joelvirgen

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