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Liderazgo, Talento y Cultura

José Antonio Cárdenas MarroquínFuente: Cortesía

El término “druida” se interpreta como “poseedor de la verdad” o “inmerso en el conocimiento”. No obstante, un principio primordial para los Druidas, personajes legendarios de los albores de la Edad del Hierro en el continente que ahora conocemos como Europa, consistió en no salvaguardar en sectas o grupos de elegidos los secretos y beneficios del ser, del saber y del hacer, sino ejercer el liderazgo en todas estas disciplinas, instruyendo y entrenando a los no iniciados.

Este comportamiento generaba un círculo virtuoso que fortalecía a los sacerdotes como seres respetables y eruditos. En suma, los Druidas edificaron una robusta cultura ejerciendo competencias esenciales del liderazgo, tales como la humildad y la fe en otras, para fortalecer el talento humano en su contexto social.

La Orden de los Druidas, sacerdotes, guías espirituales e intelectuales, unificaron las tribus Celtas a través del talento y del liderazgo; a través de la enseñanza, el ejemplo y el aprendizaje: edificaron un sistema legal; un esquema de tradición oral, mitos e historias; magia, herbolaria y medicina; astronomía y astrología.

Cientos de años después, instalar criterios de liderazgo para edificar una cultura empresarial a través de la gente fue una de las muchas y excepcionales contribuciones de Don Eugenio Garza Sada. Su “ideario” mantiene actualidad y congruencia con lo que hemos denominado atributos esenciales del líder: reconocer el mérito de los demás, controlar el temperamento, ser cortes, ser tolerante, dejar que los otros se explayen, ser modesto.

Durante un viaje de trabajo que realizamos a California en los años noventa, el Dr. Rogelio Martínez Elizondo y quien suscribe, exploramos con Warren G. Bennis el tema en una sesión de trabajo. El Dr. Bennis nos confió que, para convertirse en líder, el individuo debe de ser capaz de reconocer, diferenciar y administrar el talento humano, pero en particular tiene que establecer la plataforma para desarrollarlo; instrumentar mecanismos para motivar a la persona hacia el aprendizaje permanente; e instaurar fórmulas para aplicar lo aprendido. En sus palabras, “el secreto de administrador o manager que pretende transformarse en líder consiste en conocer y aceptar sus propias fortalezas y debilidades; aprender de las experiencias vividas, pero, sobre todo, debe de estar comprometido en liberar la fuerza intelectual – el talento- de las personas, para que puedan hacer frente a los cambios y transformaciones que deberán resistir las empresas para sobrevivir y sobresalir”.

Liberar la fuerza intelectual, potenciar el talento humano, generar una conciencia de autodirección, es un secreto a voces entre los grandes líderes empresariales. Pero ser un líder exitoso a través de inspirar y desarrollar a sus colaboradores es una competencia que requiere una gran dosis de humildad personal y de fe en la capacidad de las personas.

Dentro de un marco abismal en el tiempo, Los Druidas, Don Eugenio y Warren Bennis coinciden en que, en esencia, no existe tal ente denominado “líder” de una manera independiente y aislada: esta figura surge ante la necesidad de fijar un rumbo, de dirigir a un grupo de colaboradores, dentro de un contexto determinado, frente a un derrotero y metas que lograr. De esta manera, liderazgo significa innovar, inspirar, desarrollar, modelar, conquistar, trascender. Edificar una cultura a través del talento.

El autor es Socio Director de Autodirección y Aprendizaje, SC. y Consejero de Eriac Capital Humano; Maestro en Administración de Tecnología por el MIT, Maestro en Recursos Humanos por la Universidad de Utah y Doctor en Innovación Educativa por el ITESM.

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