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México y su gran desigualdad regional

Sin desperdicio, el Índice de Competitividad Estatal 2023 del Instituto Mexicano para la Competitividad, que mide la capacidad de las entidades federativas para generar, atraer y retener talento e inversión, a partir de 72 indicadores clasificados en 10 subíndices.

Este índice, calculado por el IMCO desde 2006, evalúa en esta ocasión los factores locales y el nivel de preparación de cada entidad para aprovechar las oportunidades generadas por el nearshoring.

Además de reflejar una gran desigualdad regional, el índice permite conocer qué economía estatal tiene mejores condiciones para el desarrollo, donde es evidente la persistencia de los retos para las entidades del sur sureste.

Yucatán retrocedió cinco posiciones en el ICE 2023, mientras que Campeche y Colima lo hicieron en cuatro escalones cada uno respecto al año anterior, ubicándose en los lugares 15, 20 y 24, respectivamente.

Del otro lado de la moneda, Quintana Roo destacó por ser la entidad con el mayor avance en el ranking de competitividad con seis posiciones, al lugar 13, reflejo de una mejoría en el desempeño de su economía asociada al sector servicios en el último año.

La Ciudad de México permanece como la entidad más competitiva del ICE, siendo la única que conserva la categorización de “muy alta” competitividad.

Por una parte, la competitividad “es un asunto de largo plazo” y, por otro, “es un fenómeno comparado”, dice a este reportero Jesús Carrillo, director de Economía Sostenible del IMCO.

Esto quiere decir que “aun si un estado avanza, pero los demás avanzan más rápido, pues (estos) van a ganar porque se están haciendo relativamente más atractivos”.

Querétaro y Nuevo León se ubican en los lugares dos y tres, en ese orden, mientras que Guerrero permanece como la entidad con la competitividad más baja.

El IMCO llama la atención del hecho de que Querétaro subió dos escalones para ubicarse en la segunda posición:

“En el último año mejoró en la percepción de corrupción estatal; actualmente se ubica con el nivel más bajo entre todas las entidades (64 por ciento). También mejoró en indicadores relacionados con el sector financiero, como terminales de punto de venta, cajeros automáticos y uso de banca móvil”.

Pero también es provocadora la razón por la que Jalisco perdió una posición, suficiente para quedar fuera de los primeros cinco lugares, en los que tradicionalmente estaba:

“Su desempeño empeoró en cinco de los ocho indicadores del subíndice Derecho, entre los que destaca el incremento en los costos del delito, los delitos no denunciados y la percepción de seguridad”.

Guerrero, Oaxaca y Chiapas no sólo están en los niveles más bajos del ICE 2023 del IMCO, sino que en el último año no pudieron avanzar ni un solo escalón.

Peor aún, Guerrero está estancado en el último lugar desde la primera edición del ICE.

Pese a la refinería Olmeca-Dos Bocas, Tabasco cayó dos posiciones, de la 23 a la 25, ubicándose entre las ocho entidades menos competitivas del país.

Sin embargo, en la medición del año anterior Tabasco dio un salto de seis lugares, en parte porque su economía tuvo un alto crecimiento impulsado por las obras de construcción de la refinería.

¿Qué entidades están preparadas para el nearshoring?

El IMCO concluye que las entidades del centro y norte del país están mejor preparadas para atraer y retener talento e inversión asociada a la relocalización de las cadenas productivas.

Son más atractivas porque “ya están ahí muchas plantas, ya son muchos años y décadas de una tradición exportadora, manufacturera y de más alta especialidad en estados como Querétaro, Chihuahua o Baja California, que son más innovadores”, explica Carrillo.

La premisa es empezar a invertir, sobre todo en el capital humano, pues a nivel nacional uno de cada cuatro mexicanos (25 por ciento) cuenta con educación superior o técnica, mientras que en CDMX la proporción es de 41 por ciento y en Guerrero, de 14 por ciento.

Pero en términos de desarrollo del talento, no todo es escolaridad, pues también se necesitan capacitaciones laborales y sólo en cuatro de 32 entidades más del 5 por ciento de los trabajadores recibieron capacitación el año pasado.

Hay un déficit en la capacitación de los trabajadores, lo que no se corresponde con el personal especializado que requieren las empresas interesadas en relocalizar líneas de manufactura y procesos productivos en México para abastecer al mercado de EU.