Hoy el cielo en la Ciudad de México estaba nublado, de luto. A los pies del Ángel de la Independencia miles de personas se congregaron con motivo del Día Internacional de la Mujer para marchar por las calles de la capital en contra del feminicidio y la violencia sistemática.
Es 8 de marzo, pero no hay nada que celebrar, menos aún en México. Cada día siete mujeres son asesinadas en el país norteamericano, según cifras de las Naciones Unidas. Esta cifra escalofriante convierte al país en uno de los integrantes del G-20 en el que las mujeres se encuentran más desprotegidas. En total hasta noviembre de 2016, más de 7.000 fueron asesinadas, aunque sólo un 25% de los casos se investigaron como feminicidio, según el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio.
«No es un día que tengamos que celebrar, sino que estamos conmemorando y estamos exigiendo una vida digna, que no nos maten que no nos acosen», dice Melisa Bernal. Bajo el lema: «Ni un feminicidio más», unas 3.000 personas, según datos de la Secretaria de Gobernación de la Ciudad de México, protestaron hoy en contra de la violencia sistemática contra las mujeres entre las 17:00 y las 20:00 hora local entre el Ángel de la Independencia y el Hemiciclo a Juárez en el Centro Histórico.
Este año el día de lucha y reivindicación estuvo marcado por la convocatoria a un paro de mujeres en 50 países. México, Colombia Chile, Brasil, Argentina, Uruguay, Venezuela, Bolivia y Estados Unidos en América se unieron a esta suspensión de actividades para hacer notar la importancia en el trabajo doméstico o en el ámbito laboral que tienen las mujeres.
«Trabajo en una institución de gobierno y he parado mis actividades media jornada para poder venir», dice Yolanda García quien considera que es necesario «apoderarse de esta día para reivindicar nuestros derechos».
«Se trata de enseñarles a mis hijas que no se queden calladas y que luchen por sus derechos, que crezcan en una sociedad donde puedan expresarse libremente y puedan salir a las calles», dice Cinthia una mujer que ha acudido a la protesta junto a su madre y a sus dos hijas pequeñas. «No quiero que ellas sientan que es normal que les peguen o que las manoseen en el metro», añade.
«No hay políticas que sean efectivas para disminuir el acoso. No hay políticas contra la gente que acosa. Es necesario que se hagan políticas dirigidas a los acosadores y no a la víctimas», explica Melisa Bernal, integrante del colectivo feminista Morras.
«Soy mujer, soy mexicana, soy madre. Es indignante la forma indiscriminada en que están siendo asesinadas las muejres en el país. ¿Cómo es posible que cada gobernador reciba 285 millones de pesos para las proximas elecciones y que con esos millones no puedan detener los feminicidios?», reclama una de las asistentes a la marcha.
