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Muros de acero y la construcción de parques industriales

El presidente Donald Trump cumplió su amenaza de un muro de acero. No nos referimos al muro que quiere poner en la frontera con México, sino a la barrera comercial a través de la imposición de aranceles al acero y aluminio que fijó a sus socios comerciales de América del Norte y Europa.

La fijación de un arancel de 25 por ciento a las importaciones de acero en Estados Unidos y la respuesta mexicana en el mismo sentido a 50 fracciones arancelarias tendrán un resultado inequívoco: mayor precio en la cadena de valor.

En Estados Unidos la medida de salvaguarda tendrá como efecto el encarecimiento de los productos siderúrgicos. En México la suerte será la misma por al menos dos razones.

En una canasta de productos como tubos, concentrados, láminas y otros, México presentó en 2017 un déficit por 741 millones de dólares ante el país vecino del norte, según datos del Census Bureau de aquel país. En este escenario y de continuar la tendencia deficitaria, además de los aranceles incorporados, nuestro país estaría importando inflación.

El segundo canal de transmisión inflacionaria es el tipo de cambio. Si las negociaciones comerciales continúan tensándose, las posturas financieras contra el peso obligarán a la moneda mexicana a perder valor, lo cual encarecerá aún más la compra de bienes extranjeros. Todo esto sin contar la medida proteccionista y su relación en la formación de precios en la industria mexicana del acero.

¿Pero qué tiene que ver esto con la construcción de parques industriales? Seguramente el lector ya percibe la respuesta: precios del acero.

El crecimiento económico del Bajío se debe en buena medida al impulso y progreso de la industria manufacturera, actividad económica que requiere un lugar para desarrollarse llamado nave industrial.

Del total de parques industriales en el país, el 20 por ciento del inventario nacional se localiza en las entidades de Querétaro, Guanajuato y San Luis Potosí. Asimismo, al cierre de 2017, del millón 517 mil metros cuadrados de parques en construcción, 23 por ciento se edifica en el Bajío, según información de la Asociación Mexicana de Parques industriales Privados (AMPIP).

Una de las ramas de la construcción que mayor cantidad de insumos de acero consume es justamente la que se dedica a la edificación de este tipo de obras.

Por ejemplo, del total insumos en una obra, el consumo de estructuras metálicas de hierro y acero -vigas, torres, armazones- que requiere un condominio multifamiliar no representa más del 3.5 por ciento. Sin embargo, este porcentaje sube a más de 5 por ciento cuando se trata de la edificación de una nave o planta industrial.

Si bien la demanda de estructuras metálicas y láminas son los componentes más importantes en la construcción de un espacio industrial, existen otros insumos con contenido de acero que también se incorporan en el proceso de obra, tales como alambres, tuercas, remaches, recubrimientos metálicos, etcétera. Así pues, alrededor de 25 por ciento de los materiales que requiere una edificación de este tipo están relacionados con el metal siderúrgico.

Teniendo en cuenta que las inversiones e industrialización del Bajío dependen o promueven mayor disponibilidad de metros cuadrados en el mercado inmobiliario industrial, el muro de acero que impuso el Presidente de Estados Unidos será un obstáculo más que habrá que medir y saltar.

*Director general de Forecastim SC y editor de la revista Triángulo Industrial Bajío.

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