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No les fallaré

Andrés Manuel López Obrador afirmó ayer, desde la máxima tribuna del país, que no tiene derecho, como Presidente, a fallarle al pueblo.

Aclaró: “Estoy preparado para no fallarle a mi pueblo. Ahora que venía para acá, se emparejó un joven en bicicleta y me dijo: ‘Tú no tienes derecho a fallarnos’. Y ese es el compromiso que tengo con el pueblo: no tengo derecho a fallar”.

Durante el discurso que dio en el Palacio Legislativo de San Lázaro, López Obrador centró su mensaje en destacar las fallas del neoliberalismo y en considerar a la corrupción como su principal vicio.

“Lo digo sin prejuicios ideológicos”, el régimen neoliberal “ha sido un desastre, una calamidad para la vida pública del país”, sostuvo.

Citó como ejemplos el bajo crecimiento económico –en contraste con el periodo del desarrollo estabilizador–; la dependencia del extranjero para el abasto de combustibles y de alimentos básicos, como el maíz; la cifra récord del endeudamiento público, y hasta la incidencia en padecimientos como la diabetes.

Puso énfasis en la última medición de Transparencia Internacional, en la que ocupamos el lugar 135 de 176 países evaluados en corrupción.

Pese a lo anterior, reiteró su postura de iniciar esta nueva etapa “sin perseguir a nadie, porque no apostamos al circo y a la simulación”, y argumentó que si se abren expedientes “no habría juzgados y cárceles suficientes y meteríamos al país en una dinámica de fractura, de conflicto y de confrontación”.

Durante la sesión solemne, en la que tomó protesta como Presidente, fue interrumpido en varias ocasiones por la oposición, principalmente la bancada de Acción Nacional.

Aunque en la mayoría de las veces no respondió de manera directa, sí lo hizo cuando los blanquiazules mostraron pancartas en la que se leía: “Que baje la gasolina”.

Respondió: “Ahora resulta que los que aumentaron el precio a las gasolinas están pidiendo que bajen. Hago el compromiso responsable, que pronto, muy pronto, cuando terminemos la refinería que vamos a construir y se rehabiliten seis refinerías, van a bajar los precios de la gasolina y de todos los combustibles”.

Pero los diputados no estuvieron satisfechos y exigieron –como Fox– “hoy, hoy, hoy”.

López Obrador dijo que su gobierno no caerá en la hipocresía “neoliberal”.

Explicó que “el Estado se ocupará de disminuir las desigualdades sociales, no se seguirá desplazando a la justicia social de la agenda. No se condenará a quienes nacen pobres, a morir pobres. Todos los humanos tienen derecho a vivir y ser felices; es inhumano utilizar al gobierno para defender intereses particulares y desvanecerlo cuando se trata de proteger a las mayorías. No es lícito, no es jugar limpio defender la facultad del Estado para rescatar instituciones financieras en quiebra y considerarlo una carga cuando se busca promover el bienestar de los más necesitados”.

También prometió que no se reelegiría porque cree en el “sufragio efectivo, no reelección”.

Prometió que en dos años y medio habrá una consulta para determinar si se queda en el cargo.

Fueron 80 minutos de un discurso en el que recordó sus propuestas, pero sin un anuncio novedoso; eso sí, con muchas referencias al pasado.