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Pablo de la Peña: Lo bueno, lo malo y lo feo del 1er año de Gobierno

Pablo de la Peña Sánchez.Fuente: cortesía

Es preciso aclarar que lo bueno puede ser que en realidad sea malo en el largo plazo, que de lo malo haya algunas pocas cosas que se corrijan, y que de lo feo haya muchas cosas que podrían ser muy malas.

Lo bueno: confío en que la verbalización, la comunicación continua y persistencia del discurso sobre el combate a la corrupción y el insistente mensaje de austeridad, podrá, poco a poco traer resultados positivos; sin embargo, para aquellos que no compramos a ciegas discursos populistas ni oportunistas sabemos que la corrupción, el dispendio y la impunidad pueden persistir en cualquier forma de gobierno y bajo cualquier liderazgo mientras no se fortalezcan las instituciones y el Estado de Derecho.

Creo que los aparentes ahorros en las finanzas públicas (de ser ciertos) son claramente positivos y pudieran ayudar a mantener una política social integral y efectiva; las transferencias en efectivo para adultos mayores y para jóvenes podrían ser una apoyo real y positivo al ingreso familiar, si en verdad son enmarcados en programas robustos, medibles y transparentes, y más importante aún, que no generen una dependencia clientelar que se traduzca en votos cuando el partido del poder los necesite. Quien pregunte por qué opino lo anterior, puede buscar ejemplos en los 70 años del PRI en el poder.

Lo malo: claramente el problema de la inseguridad en el país sigue afectando a lo largo y ancho de México; el presidente dice que se ha detenido el avance de la inseguridad, pero las cifras dicen lo contrario. Entre homicidios dolosos, culposos y feminicidios llevamos 37,807 muertes de enero a octubre de este año, esto hace un promedio de 124 muertes al día, de seguir este promedio en los últimos dos meses de este 2019 estaremos cerrando el año con más de 45 mil muertes, ligeramente por encima del 2018.

La nula tasa de crecimiento es también un resultado negativo, pero que podría revertirse en la segunda mitad del 2020 si el gobierno y el sector privado incrementan aceleradamente su inversión en infraestructura en los siguientes meses.

Lo feo: el ejercicio de la democracia genera por naturaleza fricción entre los partidos y entre los grupos con intereses legítimos, aunque diferentes, tanto en el proceso de toma de decisiones como en el debate ideológico para llegar a consensos. Sin embargo, la presión política y financiera hacia los órganos autónomos como a las Comisiones Reguladores, a la CNDH y al INE, con el ánimo de alinearlos hacia un centralismo autoritario que no veíamos desde épocas del PRI, y bajo una misma ideología Lopezobradorista, es preocupante.

Lo preocupante es que más allá de tratar de modernizar o profesionalizar dichas organizaciones es claro que el presidente desea acotarlas y mejor aún controlarlas.

Todo parece que el presidente añora la época del “desarrollo estabilizador” pero no porque en realidad hubiéramos tenido mayores tasas de crecimiento y un desarrollo más igualitario; sino porque era una época mágica para el presidencialismo mexicano, vivíamos en una ilusión democrática, en una república de fantasía en donde todo el poder se centraba en la figura del presidente, no había balance de poderes, no había contra balances, la autoridad de las entidades federativas estaba alineada y supeditada al poder central, y la autoridad local de nuestras ciudades en realidad era inexistente.

Dentro de lo malo, lo bueno y lo feo, me preocupa más lo último porque puede empeorar lo ya de por sí malo, y puede acrecentar la ya preocupante polarización social.

El presidente en su mensaje el domingo dijo que se están sentando las bases para la construcción de un nuevo país, yo no quiero necesariamente un nuevo país, quiero a mi país, a mi México, pero lo quiero mejor, lo quiero moderno lo quiero más fuerte y más sólido institucionalmente.

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El Dr. Pablo de la Peña es Decano Asociado de Educación Continua de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno, del Tec de Monterrey.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.