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Pendientes del debate

Fuente: Cortesía

El primer pendiente tiene que ver con las propuestas de quienes quieren llegar al Poder Ejecutivo, porque más de la mitad dependen del Poder Legislativo.

De las 20-25 propuestas que se hicieron en el Debate Presidencial del domingo pasado, cerca de 15 dependen de cambios en las leyes. Esto es conseguir la aprobación de las dos cámaras, Congreso de la Unión y Senado. Algunas otras implican a los congresos locales –estados-, esto significa agregar a la agenda al menos otro año para ver si se logra su aprobación, y si llegasen a ser mayoría los estados con la legislación aprobada, entonces el candidato podría cumplir la promesa que hizo en este #Debate2018, en el mejor de los casos, esto sería por ahí del 2022-23.

Las leyes tardan mucho en aprobarse y más en volverse efectivas. Una buena parte de las propuestas que presenta la Presidencia al Legislativo, quedan congeladas por no tener la mayoría suficiente para su aprobación. De las que sí se aprueban suelen venir tijereteadas, a veces tan mermadas que son disfuncionales.

El segundo pendiente es con los temas propuestos, Educación, Salud y Servicio Profesional de Carrera, además de ser urgentes, son elementalmente estratégicas para cualquier sociedad que quiera realmente crecer. Tres ponentes mencionaron la Educación de manera transversal, cuando es ahí en donde el Ejecutivo tiene el control y no tendría que estar convenciendo a tantas personas e intereses. Quien llegue a la presidencia tendrá suficiente trabajo con el magisterio sindicalizado que se resiste a la profesionalización, a perder las prebendas laborales y de poder.

El Servicio Profesional de Carrera es indudable que combate, limita y disuade la corrupción. Ningún presidente va a acabar con la corrupción de arriba abajo, es un esfuerzo transversal porque la cabeza depende del cuerpo, así que quien gobierna necesita a los mandos medios para que se lleven a cabo las cosas. En tanto los funcionarios públicos no tengan oportunidad de desarrollar sus competencias ejecutivas en un puesto, si no cuentan con las certezas laborales y garantías de ley, esa persona va trabajar con una visión temporal –lo que dure el ganador- y bajo el poder coercitivo de quien manda y le dio el puesto.

La Salud no apareció en el Debate, y eso que se trata de uno de los sectores más afectados por la corrupción. Tenemos serios problemas sociales de salud –en NL nos estamos ahogando en la nube de contaminación-. Además están las enfermedades de la pobreza y un gravísimo problema de obesidad con las enfermedades consecuentes y de largo plazo que acarrean. Navegamos entre precarias condiciones de los centros de salud públicos y el mercantilismo en que ha caído buena parte de la medicina privada y las aseguradoras.

Cuando hablan de ganar el debate sólo puedo entenderlo en términos de percepción de la ciudadanía, de carisma del candidato o candidata. Escucho grandes voces con opiniones objetivas y otras sesgadas, pero ninguna cuestiona la factibilidad de estas propuestas. Es como si el debate público fuera cosa de escribir la mejor carta a los Reyes Maos y defenderla hábilmente para caer bien a la gente.

El tercer pendiente es la crisis social y política que vive México, la que necesita acciones estratégicas de largo plazo, pero soluciones inmediatas y con lo que hay. Ha sido historia trillada esto de andar inventando El Hilo Negro entre el Poder Ejecutivo y el Legislativo. Ese hilo, ya sabemos, siempre se vuelve a enredar.

La autora es Consejera Electoral en el estado de Nuevo León y promotora del cambio cultural a través de la Educación Cívica y la Participación Ciudadana.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.