En lugar de que el gobierno insista en construir la presa Libertad, una obra que en este momento no se requiere, se debería de monitorear y tener datos sobre la pérdida de agua que se tiene porque algunos usuarios no pagan, consideró Mariano Núñez, especialista en el tema del agua.
En el día mundial del agua, lo mejor que se puede hacer es que realmente hablen los datos en cuanto a pérdida de agua que existe y que corresponde más a personas, instituciones, municipios y empresas que no pagan el servicio del suministro del agua.
“Básicamente será una gran alberca (presa Libertad) y el propósito es convertirla después en un proyecto turístico como la presa El Cuchillo”.
La presa El Cuchillo está al 50 por ciento de capacidad, falta desarrollarla aún más, refirió.
“No existe registro de los escurrimientos que se generan por las sierras, la captación no se mide y eso es terrible; de igual manera que el impacto que está teniendo en la presa La Boca tenga una pedrera enfrente y que le esté pegando directamente a la cortina lo que provoca pérdidas del vital líquido”.
Para José Antonio Rodríguez Tirado, experto en el tema del agua, la situación a nivel de acuíferos, ríos es delicada, considerando los monitoreos que hace la Comisión Nacional del Agua, el 32 por ciento del agua está contaminada por descargas municipales e industriales, las cuales no son tratadas.
Es decir, el agua de la ciudad, de la industria, se usa, se convierte en diferentes sustancias y luego se vierte sin tratamiento a los ríos y a los causes en el país.
El tratamiento de las aguas residuales municipales es preocupante, ya que un 42 por ciento de las aguas no reciben tratamiento.
Por su parte, Humberto Armenta, presidente del consejo de administración en Recsa y especialista en el tema del agua, señaló la gran deuda del país es la falta de inversión en mantenimiento en las redes de distribución en las ciudades, lo que ha provocado pérdidas del agua.
El sector hidrológico está centrado en encontrar un consenso para crear una nueva legislación de gestión hídrica que armonice a los tres niveles de gobierno y a los distintos usuarios del agua (agrícola, doméstico, industrial, reserva ecológica, entre otros) crean intereses encontrados unos con otros.
REFINERÍA PIONERA EN REÚSO DE AGUA
Nuevo León fue pionero en el desarrollo de plantas tratadoras de aguas negras para el abasto de la refinería “Ing. Héctor R. Lara Sosa” ubicada en el municipio de Cadereyta Jiménez, Nuevo León.
Hoy, el 95 por ciento del agua que consume esta refinería es de reuso.
La refinería de Cadereyta, Jiménez produce 115 mil barriles diarios de combustibles para abastecer de gasolinas y diésel al área metropolitana de Monterrey.
Fue en 1988 cuando se construyó la primera planta de tratamiento de aguas residuales (mejor conocidas como PTAR) y se hizo tras el accidente en la planta de almacenamiento de San Rafael de Pemex, ubicada en el municipio de Guadalupe, Nuevo León.
La terminal fue reubicada a Cadereyta y quedó dentro de la refinería. En el terreno de San Rafael se edificó la primera planta de tratamiento de aguas residuales, hasta la fecha se abastece de agua a la refinería, a través de un ducto que va desde el municipio de Guadalupe hasta Cadereyta, Jiménez, Nuevo León.
Previo al accidente de Pemex-San Rafael, la refinería consumía agua limpia de pozos y del Río Ramos, que eran las fuentes originales, pero para encontrar una solución a la problemática de abasto de agua que se tenía en ese entonces en el estado, Pemex construyó dicha planta de tratamiento de aguas negras.
Sin duda, esta solución bajó la demanda de agua limpia para uso de procesos productivos, llegando a reducir el consumo al menos de 50 litros por segundo.
Si no se hubieran hecho este proyecto el consumo de agua limpia en la refinería andaría en mil litros por segundo.
Los resultados que dio detonó este nicho de mercado, ya que a partir de ese momento, Pemex replicó el esquema hacia otras refinerías en el país.
El miércoles pasado, el gobernador Jaime Rodríguez Calderón dijo que si la Federación no apoya con recursos económicos para la construcción de la presa Libertad, no habría agua para suministrar a la refinería de Cadereyta Jiménez, Nuevo León, cuando desde 1995 esta refinería usa 100 por ciento agua residual.
