El presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, propuso al pueblo de México un punto final a la historia de corrupción e impunidad y un nuevo inicio.
“Si abrimos expedientes dejaríamos de limitarnos a buscar chivos expiatorios como se ha hecho siempre y tendríamos que empezar por los de mero arriba, con los del sector público y el sector privado. No habría juzgados ni cárceles suficientes, y lo más delicado, lo más serio, meteríamos al país en una dinámica de conflicto, confrontación, y ello nos llevaría a consumir tiempo que necesitamos para emprender la construcción de una nueva patria, la reactivación económica y la pacificación del país”, dijo en su discurso tras rendir protesta como presidente.
López Obrador explicó que lo que propone es que no haya persecución a los funcionarios del pasado, pero aseguró que permitirá que las autoridades desahoguen en absoluta libertad los asuntos pendientes.
“No es mi fuerte la venganza y, si bien no olvido, sí soy partidario del perdón y la indulgencia (…) En las actuales circunstancias es más severo dejar en claro su manifiesto fracaso y la evidente corrupción y hacer todo lo que podamos para abolir al régimen neoliberal”.
El presidente detalló que su plan se aplicará “para los de antes, para los que se van” no para su Gobierno, quienes, afirmó, “mantendremos en alto el ideal y la práctica de la honestidad”.
“Con apego a mis convicciones y en uso de mis facultados me comprometo a no robar y a no permitir que alguien aproveche de su cargo”.
Sin embargo, aclaró que el tema lo someterá a consulto popular. La semana pasada, el mandatario dijo que en marzo hará una consulta para preguntas si se deben juzgar a expresidentes.
López Obrador aseguró que no permitirá corrupción ni con sus amigos, compañeros de lucha o familiares.
“Dejo en claro que mis seres queridos deberán ser juzgados como cualquier ciudadano. Yo sólo respondo por mi hijo Jesús por ser menor de edad”.
