En lo que va del primer bimestre del año, el Estado de México presentó una disminución de su desempeño en el Índice GLAC de seguridad con bienestar respecto al final de 2017.
Impactaron acontecimientos relacionados con el desempeño de las instituciones de seguridad, procuración e impartición de justicia, corrupción, así como la incidencia
delictiva.
Las semanas 2 y 7 de este año, que corresponden a las primeras de enero y febrero, destacaron por la realización de actos vandálicos, como robos en supermercados y centros comerciales en al menos 10 municipios de la entidad, así como por el atentado a Vicente Onofre, líder del Partido Encuentro Social (PES), en Chalco.
También afectó la destitución del
presidente municipal de Coacalco,
Erwin Castelán, y su cabildo, ordenada por la SCJN por incumplimiento de un laudo laboral.
Hubo también una fuga en el penal de Santiaguito, de Almoloya.
Y afectó, desde luego, el reporte
de incidencia delictiva con perspectiva de género, en el cual el SNSP
detalló que 57 de las 389 carpetas de investigación abiertas en
2015 correspondieron al Estado
de México.
Los mejores datos del cierre
de 2017 se debieron, entre otros
factores, al apoyo brindado por la
Federación y las Fuerzas Armadas para la atención de delitos de alto
impacto.
Comportamiento del sector
Los sectores Político-Social y Seguridad y Justicia, fueron los que impactaron de manera más negativa
en el índice en la entidad.
Hasta 2016, la percepción de
prácticas corruptas en el gobierno
registró que el 49.97 por ciento de la población percibe frecuencia en la corrupción, según datos del INEGI.
Dicha cifra disminuyó respecto a
2011, cuando el porcentaje llegó a
65.67 por ciento.
También en 2016, la frecuencia
de corrupción en las policías fue de
68.7 por ciento, sólo superada por la
Ciudad de México, cuyo porcentaje
fue de 70.9 por ciento.
En materia económica destacó la
derrama producida por la “Experiencia Nocturna de Teotihuacán”.
Análisis del indicador
El grado de deterioro de las condiciones sociales como factor de
riesgo de faltas administrativas
y algunos delitos cometidos con
violencia, fue determinado por el
coeficiente de correlación entre
desempleo y robo con violencia.
Sin embargo, en 2017 la eficiencia de este indicador disminuyó,
pues siguió aumentado el robo con
violencia y la tasa de desempleo
bajó.
Por esa razón, esta correlación en
el Estado de México se encuentra en
el penúltimo lugar a nivel nacional,
sólo por arriba de Tabasco.
En contraste, las entidades en las que se documentó una correlación alta entre ambos factores fueron
en los estados de Yucatán, Nayarit
y Campeche.
