México vuelve a enfrentar sus viejos fantasmas que dictan que la paz se consigue aumentando las dosis de violencia. Suben de nuevo las tasas de homicidios y regresan las guerras de los grandes grupos narcos con la hoy más que nunca sombra del preso Chapo Guzmán en el horizonte.
La eterna batalla de cárteles de la droga para tomar el control del lucrativo negocio de venta de estupefacientes parece volver a desatarse y esta vez apunta directamente al hasta ahora rey, Joaquín Loera Guzmán, y su otrora liderazgo que parece cuestionarse por sus enemigos o quizá por sus propios aliados. Primero atacaron a su madre y ahora han atacado a uno de sus vástagos y herederos del imperio.
La Fiscalía de Jalisco ha confirmado el secuestro de uno de los hijos del jefe del Cartel de Sinaloa, Jesús Alfredo Guzmán, de 29 años, que es uno de los seis raptados la madrugada del pasado lunes cuando un comando armado de siete personas entró en el restaurante La Leche, Puerto Vallarta, y se llevó a todos los hombres de una cena en la que había también nueve mujeres a las que se dejó libres.
