El operador italiano de autopistas Autostrade per l’Italia prometió el sábado que reconstruirá el puente que colapsó esta semana en Génova y dejó al menos 40 personas muertas, pero su presidente ejecutivo no se disculpó por el desastre.
Autostrade, controlada por el grupo de infraestructura Atlantia, gestiona la sección de la autopista A10 que une a Génova con la frontera francesa donde el viaducto de 1.1 kilómetros se desplomó la tarde del martes.
En una conferencia de prensa en la ciudad portuaria, realizada horas después de un funeral de Estado para muchas de las víctimas el presidente ejecutivo Giovanni Castellucci expresó sus profundas condolencias a las víctimas de las familias pero no ofreció una disculpa incondicional.
«Las disculpas y las responsabilidades son cosas que están conectadas. Te disculpas si sientes que eres responsable», afirmó, agregando que esperaría a que investigaciones oficiales determinen las responsabilidades por el colapso.
Autostrade apartará unos 500 millones de euros (572 millones de dólares) para la recuperación del desastre, incluidos fondos para un nuevo puente y para ayudar a las familias y personas que tendrán que dejar sus casas cercas de la vía para la reconstrucción, dijo Castellucci.
Agregó que, una vez que se reciban las autorizaciones, se necesitarán unos ocho meses para la construcción del nuevo puente, con un «proyecto sólido y factible que dará una respuesta rápida a las necesidades de la ciudad».
La compañía enfrenta intensas críticas del nuevo Gobierno antisistema de Italia debido al desastre, aunque el Ministerio de Transportes también tiene parte de la responsabilidad ya que debe supervisar la seguridad de los caminos del país que son operados por privados.
Castellucci dijo que el puente estaba en buen estado.
Roma ha dicho que Autostrade no garantizó una estructura segura y ha iniciado un proceso legal con el objetivo de revocar las concesiones que la compañía tiene en la red de autopistas del país.
FUNERALES DE ESTADO
Las acusaciones sobre las responsabilidades por el desastre continuaron incluso mientras Italia lloraba a las víctimas y socorristas continuaban buscando bajo los bloques de concreto.
Autoridades dijeron que se encontró un nuevo cuerpo y que otra persona murió en el hospital, lo que elevó a 40 la cifra de víctimas conocidas de la tragedia. Otras tres personas que viajaban en un vehículo que fue retirado de los escombros el sábado aún están desaparecidas.
La misa por 19 de las víctimas que se realizó el sábado, en el Centro de Exposiciones y Ferias de Génova, fue oficiada por el arzobispo de la ciudad, el cardenal Angelo Bagnasco.
Pero algunas de las familias de las víctimas boicotearon el evento y celebraron sus propios servicios privados, en señal de protesta contra el Estado, considerado negligente en su papel de supervisar la seguridad del puente.
El gobierno declaró el sábado día nacional de luto y estado de emergencia para Génova, uno de los puertos más grandes de Italia, destinando poco más de 30 millones de euros para las necesidades inmediatas de la ciudad.
Un tribunal de Génova tratará de establecer exactamente por qué se derrumbó el puente de 51 años, pero expertos dijeron que una posible causa eran los problemas con los tirantes de cable recubiertos de hormigón.
