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Tras el 19-S, corporativos en la CDMX se mudaron a edificios clase A

Empresas afectadas por el sismo del 19 de septiembre del año pasado en la Ciudad de México y compañías que laboraban en edificios clase B y C detonaron la ocupación de oficinas clase A o de lujo en la capital, al optar por espacios de mayor calidad y técnica constructiva con mayor seguridad ante este tipo de fenómenos.

“La migración a espacios clase A se dio debido a que el mercado comprendió que un edificio clase A no solo presenta una mejora en términos de imagen e infraestructura, sino que también se encuentra ligado a diferencias relevantes en términos de preservación de vida”, señaló Sergio Pérez Castilleja, executive managing director de Newmark Knight Frank Latinoamérica (NKF), empresa especializada en el sector inmobiliario.

El experto refirió que los inmuebles de nueva generación cuentan con sistemas inteligentes de detección temprana de emergencias y herramientas electrónicas para facilitar la evacuación de las instalaciones, aunado a una tecnología constructiva con estructuras hidráulicas en la base de los edificios para absorber una gran cantidad del impacto telúrico, así como monitoreo del edificio para facilitar la respuesta de cuerpos de emergencia.

Pérez precisó que los inmuebles de oficinas construidos después de 1987 responden a un código de construcción muy estricto y aún más los clase A, los cuales están edificados con la más alta tecnología disponible a nivel mundial y testifican la seguridad de sus inquilinos.

De acuerdo al reporte publicado por la Secretaría de Desarrollo Social, un total de 11 mil 495 inmuebles resultaron dañados en los sismos de 2017. Sin embargo, de estos, sólo 35 edificios corporativos presentaron una afectación significativa y 6 se derrumbaron, todos de clasificación C para espacios inmobiliarios comerciales.

Pérez señaló que se el mercado clase A espera recibir 1.5 millones de metros cuadrados de nuevas construcciones, por lo que con este ritmo representa una ligera sobreoferta lo que contribuye a generar oportunidades para clientes corporativos en busca de un nuevo espacio de mayor calidad y tecnología.

Finalmente, Pérez comentó que a un año del terremoto, compañías de todos los tamaños han mostrado interés en buscar espacios que les permitan desempeñarse de forma más segura, eficiente e incluso ergonómica, lo que resulta más económico para las mismas compañías por los ahorros en eficiencias arquitectónicas, de consumo de recursos y operación.