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Tres feminicidios destapan inseguridad en municipio de Veracruz

TLACOYAPAN.- El cuerpo de María Azucena fue encontrado cerca de su casa, había sido reportada como desaparecida por sus familiares. 48 horas antes, fueron hallados los cuerpos de otras dos mujeres asesinadas y con huellas de violencia, Yanina Bocarando Sánchez y Yuneri Bravo Reyes.

Los tres feminicidios fueron el detonante para que habitantes de ese municipio al norte del estado de Veracruz salieran a las calles para exigir justicia y seguridad. Hartos de la delincuencia, bloquearon por algunas horas la carretera que comunica Martinez de la Torre con Puebla.

En Tlapacoyan, la población se enfrenta a los secuestros, a la extorsión y a otro tipo de ilícitos ante los cuales la policía poco puede hacer para detenerlos, según reconoce la alcaldesa, Ofelia Jarillo Gasca.

De acuerdo a los mismos habitantes de Tlapacoyan, el municipio no siempre fue inseguro, antes se podía pasear con tranquilidad por las calles. Sin embargo, desde hace aproximadamente ocho años, la situación cambió para mal.

Bandas de secuestradores comenzaron a operar en la entidad, quienes atentan contra empresarios, agricultores y sus familias, por lo que estos emigraron para huir de la delincuencia.

Jarillo Gasca estima que son más de 30 familias las que en los últimos años han dejado Tlapacoyan, sin embargo, la cifra podría ser mayor, pues reconoce que no todas las víctimas denuncian.

«Los amenazan, los empiezan a extorsionar y la gente si tiene recursos mejor se va, (…) no es posible darles lo que te piden, porque te están pidiendo más de lo que te puedes ganar, (…) se han ido más de 30 o 40 familias», cuenta la municipe.

Añade que esta fuga de empresarios afecta enormemente a la ciudad pues, al irse, se llevan consigo las fuentes de empleo.

La inseguridad también afecta la llegada de nuevas inversiones al municipio. Los empresarios interesados en invertir en Tlapacoyan condicionan la llegada de su capital a que se mejore la seguridad del lugar.

Yanina Bocarando salió un día de su casa, sus familiares asumen que para ir a trabajar en la limpieza de casas como siempre lo hacían. No regresó.

Una familiar, bajo petición de anonimato por temor a represalias, cuenta que Yanina era una mujer alegre, dedicada al trabajo para sacar adelante a su hijo y sus dos hijas.

La casa en la que Yanina vivía es, como los mismos habitantes dicen, humilde, no destaca por algún lujo sino por lo desgastado de la pintura que cubre las paredes.

La ultima vez que supieron de ella fue por un mensaje de texto, donde pedía los ingredientes para preparar una receta de mollejas.

El cadáver de Yanina fue encontrado junto al de Yuneri días después de haber reportado la desaparición, ambas eran amigas desde hace algunos años. Ambas eran madres solteras.

Yuneri trabajaba en el campo de “apuntadora”, anotaba los kilos de plátano, cítricos o lichis que se cortaban en las huertas que controlan la economía de la región.

La vida de Azucena, la tercer mujer asesinada en menos de dos días, no era muy diferente a la de las otras dos chicas, ella criaba a sus dos hijas mientras su pareja trabajaba en Estados Unidos y desde allá enviaba dinero para su manutención.

A pesar de los altos índices de delincuencia en el municipio, la policía local cuenta con poco más de 60 elementos, nueve patrullas y algunas cuantas armas para hacer frente a los criminales.

La alcaldesa declaró que, al tomar posesión, se encontró con que la anterior administración municipal había dejado a la policía con vehículos inservibles y sin chalecos antibalas.

Reconoce que el gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares ha apoyado en el tema de seguridad, recientemente arribaron 250 elementos. Pero esto ha sido insuficiente para lograr reducir los secuestros y las extorsiones.

Señala que ha pedido apoyo a la Marina Armada de México y al Ejercito para que se realicen patrullajes en el municipio. La respuesta de las autoridades federales ha sido negativa.

Mientras tanto, Tlapacoyan se mantiene aletargado por el miedo, con sus negocios que cierran a las siete de la noche y sus calles oscuras, a la espera de que las autoridades de los tres ordenes de gobierno logren controlar la violencia que azota a la región.