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Tres proyectos

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Una vez iniciada la carrera presidencial hacia 2018, se presentan tres proyectos de país sobre los cuales la ciudadanía estará votando el próximo 1 de julio. El primero, el del PRI con sus aliados Verde y otros, abanderado por Meade o Nuño según sea el caso, y cuyo objetivo en lo económico sería profundizar las reformas aprobadas, e instrumentar los mecanismos adecuados para un crecimiento sostenido mayor al actual, con el signo político de un alejamiento del priismo tradicional y principalmente de aquel identificado con el de las prácticas de corrupción e impunidad que siguen siendo la razón principal por la cual el votante se aleja de esa opción partidaria.

Esa posición supone una estrategia diferente a la utilizada en el Estado de México, donde la apuesta con Alfredo del Mazo fue a partir de la cohesión partidaria que esta figura generaba en el priismo mexiquense, y a partir de la fragmentación del voto opositor que hacía factible alcanzar el triunfo fundamentalmente con el voto duro de la militancia tricolor. Ante esta posición definida como un priismo no priista, el Frente Ciudadano (PAN-PRD-Movimiento Ciudadano) estaría en condiciones de mostrar un proyecto más político que económico, en el sentido de presentar a la sociedad su opción de desmantelamiento del régimen actual como prioridad antes que cualquier otra propuesta.

Y es que el Frente estaría vendiendo la carta de la estabilidad económica de la mano con la instrumentación de medidas políticas concretas destinadas a equilibrar los poderes y reducir la discrecionalidad, tanto del Ejecutivo federal como de los mandatarios estatales. Esta idea de presentarse como una alianza transformadora capaz de hacer a un lado diferencias ideológicas e intereses particulares, es lo que atrae al electorado incluso antes de que se nombren posibles candidatos a encabezarla. Así lo demuestran las encuestas de las últimas semanas, y por ello el interés del PRI y sus aliados de que esto no prospere, independientemente de los obstáculos reales existentes para la conformación de dicho Frente.

El tercer proyecto es el de Morena con López Obrador a la cabeza, y que descalifica totalmente a los otros dos por considerarlos idénticamente ilegítimos. En la lógica de Andrés Manuel, se trata de reconstruir un modelo económico de crecimiento hacia adentro con el renacimiento de una industria nacional que sustituya las importaciones de productos del exterior. Así lo ha manifestado el líder de Morena en un desfase histórico que embona perfectamente con la idea de crear un nuevo presidencialismo absoluto concentrado ahora en su persona, con la diferencia de que siendo él honrado y sincero, no cometerá los errores de los presidentes del priismo hegemónico.

Son estos tres proyectos los que la sociedad mexicana habrá de contrastar durante los próximos meses para definir la ruta por la que el país recorrerá durante seis años. Continuidad económica con cambios políticos todavía indefinidos. Cambio de régimen con el compromiso de mantener la ruta económica de los últimos veinticinco años, o recomposición del modelo de crecimiento hacia adentro, bajo el timón de un caudillo que propone la honestidad como forma de garantizar el éxito del proyecto.

En los primeros dos casos falta por definir el nombre del candidato, y si en verdad el Frente Ciudadano puede consolidarse. Sin embargo, la conformación de tres fuertes bloques podría en esta ocasión llevar la votación a tercios sin que necesariamente uno se quede rezagado como en las tres ocasiones anteriores (2000, 2006, 2012). Esto, siempre y cuando los impulsores de la fragmentación política no consigan despedazar los bloques y hacer de la elección un proceso destructivo en el que cualquier minoría puede ganar sin garantizar gobernabilidad alguna.

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