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Un Vive Latino con mucha energía, ira contra Trump y zapatos de tacón

Desde que abrieron las puertas del Foro Sol se sabía que Los Fabulosos Cadillacs serían el plato fuerte de la primera noche del Vive Latino 2017. Y así fue. El escenario principal estaba lleno en sus tres cuartas partes cuando, a las 9:35 pm, los de Buenos Aires salieron para tocar Cadillacs, esa breve pero potente pieza musical que hizo recordar los mejores años del grupo.

Lo que siguió fue un repertorio de viejos éxitos y nuevas canciones. Los Cadillacs acaban de lanzar La Salvación de Solo y Juan, un álbum conceptual con un sonido distinto al de sus trabajos anteriores. La gente aplaudió el esfuerzo, pero este festival, desde hace ya varios años, vive entregado a la nostalgia.

Los temas más coreados del concierto fueron Siguiendo la Luna, Manuel Santillán, Matador, Mal Bicho y El Satánico Dr. Cadillac, al estilo de las hinchadas argentinas en los estadios de futbol.

Mientras Vicentico se desgañitaba arriba del escenario y el Sr. Flavio se movía a lo Flea, unos 80 mil asistentes vivían abajo una fiesta inigualable, de esas que sólo se pueden dar en un Vive Latino.

Vive Latino

Algunos vendedores remataban el vaso de cerveza en 80 pesos (costaban 100), se armó el slam en algunas zonas y, de pronto, todo aquello estaba dispuesto para el gran cierre con Yo no me sentaría en tu mesa, canción que compusieron los Cadillacs para expresar su desacuerdo con el gobierno de Raúl Alfonsín, quien en los años 80 eximió a decenas de militares que cometieron crímenes durante la dictadura.

Aunque el show se tornó político en algunos momentos –con canciones como V Centenario o Las Venas Abiertas de América Latina– las menciones a Trump nunca llegaron. «Creí que iban a decir algo. Me extraña mucho, porque a diferencia de muchos de sus contemporáneos, los Cadillacs no sólo son desmadre, sino consciencia social», dijo Roberto, un fan de cepa de la banda.

Pero nada pareció importar demasiado como para mitigar la fiesta. La fanaticada que tienen los argentinos en México es más similar a una familia que a una hinchada. Hay un respeto mutuo entre público y artista. Y en esta ocasión había una razón más para celebrar: el regreso de la agrupación al Vive Latino después de cuatro años de ausencia.

Vicentico y compañía se retiraron entre cánticos y aplausos. La fría noche de la Ciudad de México los había recibido, una vez más, con los brazos abiertos.

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PROPHETS OF RAGE, LA FURIA CONTRA TRUMP

El momento más intenso de la noche ocurrió con los estadounidenses Prophets of Rage, quienes ya lo habían anticipado antes de venir: «seremos la banda sonora contra Donald Trump».

En poco más de una hora, esta nueva banda conformada por los integrantes de Rage Against The Machine, Cypress Hill y Public Enemy, desató la ira entre los asistentes, que ya eran muchos menos que cuando los Cadillacs.

El show comenzó con un homenaje a Chuck Berry, de quien se había anunciado su muerte unas horas antes. Johnny B. Goode fue el preámbulo para una comunión grupo-público de guitarras estridentes, gritos desgañitados y señales obscenas. Hubo intentos de slam o mosh pit pero el público, en su mayoría, rebasaba ya los 30 años.

Take Mexico Rage Again (Que México retome su furia otra vez) fue la consigna de Prophets of Rage durante la velada. El guitarrista Tom Morello portó una playera de los 43 de Ayotzinapa y voló los tímpanos con sus solos chillantes y poco clasificables. El repertorio fue una mezcla de hip hop y rock agresivo que provocó olas de puños levantados contra el capitalismo, la desigualdad social, la guerra y la religión.

El repertorio estuvo conformado por canciones de Rage Against The Machine, como Bombtrack, Guerilla Radio, Bullet in The Head y Know Your Enemy. De Cypress Hill, como How I Could Just Kill a Man y (Rock) Superstar. Y de Public Enemy, como Shut ‘Em Down y Fight The Power. Killing in the Name fue la encargada de acabar con la furia.

«Estamos en contra del muro, en contra de la deportación y alentamos a los hermanos y hermanas mexicanos a que hagan todo lo posible para pelear en contra de las iniciativas de Donald Trump«, dijo Morello horas antes del concierto.

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VAQUEROS ROCANROLEROS

Desde hace tiempo que el Vive Latino le da la razón a Charly Montana. Muchas chamarras de cuero, muchas botas, muchos tatuajes, muchas cabelleras largas, pero todos, todos, se quedaron a ver, escuchar y bailar a Bronco.

El vaquero rocanrolero adquirió múltiples formas: el skinhead tarareando Adoro, el rockero con playera de Nirvana bailando Sergio El Bailador, el darketo con capa de drácula aplaudiéndole a Lupe Esparza, el hipster aprendiendo a bailar grupero y las chicas punk moviéndose al ritmo de Con Zapatos de Tacón.

Sí, Bronco fue uno de los conciertos más concurridos de la primera jornada del Vive. Congregaron más gente que Prophets of Rage o Kinky, y casi la misma que Jarabe de Palo. Los coros al Choche –el recién fallecido baterista de la banda– sonaron al unísono. Hubo hasta quien, ya con muchas cervezas encima, se tiró a la lágrima y el sentimiento.

«Qué feliz estoy de que se sepan todas nuestras canciones. El rock y nuestra música no está peleada. Ambas son historias que todos disfrutamos. ¡Puro Nuevo León, compadre!», dijo Lupe Esparza.

Cuando el concierto acabó, la gente seguía cantando Con Zapatos de Tacón.