Las lunas de los coches, bien sea el parabrisas delantero, las ventanillas laterales o la luneta posterior, llevan muchas décadas en los automóviles. Muchas personas podrán creer que son sólo unos cristales para protegernos del aire, de los mosquitos o de la lluvia, pero su función va mucho más allá.
También habrá quienes piensen que su tecnología es simple y que es un elemento que no ha evolucionado a lo largo de la historia del automóvil. Nada más lejos de la realidad. De hecho, no sólo ha cambiado y mejorado el elemento en sí, incluso el proceso del cambio de lunas se ha ido modificando para, entre otras cosas, mejorar la seguridad vial.
Innovación y Tecnología
En un principio, sí. Las lunas de los coches tenían como función principal aislar y proteger el habitáculo de elementos exteriores, como los citados insectos o de las inclemencias meteorológicas.
Pero pronto cobró un mayor protagonismo y el avance de la tecnología permitió sacarle mucho más partido. Por ejemplo, las lunas de los coches también juegan un papel principal de protección a los ocupantes en caso de accidente.