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ASUS ZenBook Pro 15 análisis: una mezcla de workstation y portátil gaming que sorprende por su ScreenPad

Es difícil innovar en al ámbito de los portátiles, y de hecho quizás no haya que hacerlo demasiado con un formato que ha funcionado desde hace décadas. Sin embargo en ASUS creen que hay al menos un elemento que puede ir a más, y ese no es otro que el ScreenPad de su nuevo ASUS ZenBook Pro 15.

El portátil de 15,6 pulgadas cuenta con una hoja de especificaciones notable pero no especialmente distinta de otros competidores en esta gama de precios: lo diferencial aquí es precisamente ese touchpad rebautizado como ScreenPad que quiere convertirse en una segunda pantalla para diversos tipos de escenario.

Ficha técnica del ASUS ZenBook Pro 15

El ASUS ZenBook Pro 15 engaña ligeramente por su aspecto sobrio, porque en su interior tenemos una configuración destacable por la potencia de dos de sus componentes principales: tanto el procesador (un Core i7-8750H Hexa-core) como la gráfica, una NVIDIA GeForce GTX 1050 armada con 4 GB de memoria GDDR5.

ASUS ZenBook Pro 15 (UX580G)

Pantalla

15,6″ LED 1080p

Procesador

Intel Core i7-8750H (8ª Gen Coffee Lake)
6 núcleos a 2,2 GHz (4,1 GHz con modo Turbo), 14 nm, 45 W TDP

Tarjeta gráfica

NVIDIA GeForce GTX 1050
4 GB GDDR5 / Intel UHD 630

Memoria

16 GB DDR4

Disco duro

512 GB SSD M.2 NVMe

Touchpad

ScreenPad táctil de 5,5 pulgadas 1080p

Sonido

2 altavoces estéreo ASUS SonicMaster Premium y certificación Harman Kardon

Conectividad

WiFi 802.11a/b/g/n/ac, Bluetooth 5.0

Batería

71 Wh LiPo

Dimensiones y peso

365 x 251 x 18,9 mm
1,86 kg

Sistema operativo

Windows 10 Home
Huawei Share

Otros

Cámara frontal VGA, lector de huellas, 2 x USB tipo C (Thunderbolt 3), 2 x USB (USB 3.1 Gen.2), toma de auriculares, HDMI, lector MicroSD, toma de corriente

Precio

1.499 euros

A esa buena base le acompaña la pantalla de 15,6 pulgadas no táctil que en este caso cuenta con resolución 1080p aunque hay variante 4K (no disponible en España). No es un panel especialmente destacable, algo que quizás debería haberse cuidado más en un equipo perfecto para tareas creativas y bien preparado para sesiones de gaming decentes. Los 16 GB de memoria DDR4 y la unidad SSD de 512 GB son también fantásticos acompañantes de una configuración con pocas fisuras.

Probablemente una de ellas sea la webcam VGA, que quizás no parece acorde con el resto de la configuración, completa tanto a nivel de potencia como de conectividad salvo por un elemento: echamos en falta un conector de red, aunque es posible añadirlo con un adaptador de USB a RJ45.

Un diseño sin estridencias

Nada destaca especialmente en el diseño del ZenBook Pro 15 hasta que no lo enciendes. El aluminio de color azul oscuro domina todo el chasis, que a pesar de estar hecho con ese material cuenta con algunos puntos «huecos», nada demasiado preocupante, pero que no deja la sensación de solidez que esperaríamos.

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Entre las pocas notas diferenciales en el diseño exterior está la del pequeño biselado cobrizo que rodea la base del portátil. El equipo se ve condicionado por esas 15,6 pulgadas de su diagonal, y no esconde sus dimensiones ni siquiera con el uso de marcos reducidos.

De hecho nos encontramos con que al abrir la pantalla esos marcos son decentes en los laterales pero especialmente pronunciados en la parte superior (donde encontramos la webcam) y sobre todo en la inferior, en la que se destaca cómo el equipo pertenece a la familia ASUS ZenBook. A pesar de ello ASUS consigue un aprovechamiento del frontal del 83%, una cifra que parece anormalmente alta dada la presencia de esos marcos.

La apuesta hardware ciertamente condiciona apartados como el grosor (18,9 mm) o el peso (1,86 kg), que son los que podemos esperar de un equipo de 15,6 pulgadas, pero es que además componentes como el procesador o la potente GeForce GTX 1050 y sus requisitos en cuanto a ventilación también imponen aquí ese coste en dimensiones para que las temperaturas internas se pueden tener bajo control.

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En el lateral izquierdo es donde encontramos la toma de corriente, el conector HDMI de tamaño completo y dos puertos USB-C con interfaz Thunderbolt 3 que lamentablemente no se pueden usar para cargar el portátil. Aún así casi todo son buenas noticas en este sentido, sobre todo teniendo en cuenta que en el otro lateral ASUS ha tenido el buen criterio de mantener los puertos USB convencionales (2 x USB-A con interfaz USB 3.1 Gen. 2) al otro lado para que podamos conectar nuestros actuales periféricos sin adaptadores.

En ese mismo lateral derecho tenemos además un lector de tarjetas MicroSD, y la toma de auriculares, lo que completa la dotación de un equipo al que por pedir quizás le hubiéramos pedido un puerto RJ-45 para conexiones de red dada su orientación parcial al gaming gracias a su gráfica dedicada. Sea como fuere, pocas quejas en este sentido.

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El teclado del equipo es de tamaño completo y hace uso de una columna adicional a la derecha de la tecla Intro para dar cabida allí a los atajos de teclado del Inicio/Fin/RePág/AvPág tradicionales, algo que otros fabricantes solucionan con combinaciones con la tecla Fn que en este caso no tiene dicha capacidad en el ZenBook Pro 15.

Las notas destacadas del diseño interior vienen por el ScreenPad, ese curioso touchpad que dobla como segunda pantalla de la que hablaremos en detalle más adelante, y el lector de huella dactilar situado a su derecha, justo debajo de la tecla Fn de la esquina inferior derecha. Dicho lector se comportó de forma perfecta en nuestras pruebas, y resulta una forma estupenda de evitar la introducción de contraseñas al iniciar sesión por ejemplo.

El sorprendente ScreenPad como característica diferencial

ASUS ha querido darle una vuelta a uno de los componentes fundamentales de cualquier portátil: el touchpad tradicional. Para ello ha creado el llamado ScreenPad, que es una mezcla de un Windows Precisión Touchpad (PTP) -ya muy popular entre fabricantes de portátiles-, y una pantalla táctil e interactiva de 5,5 pulgadas con resolución 1080p.

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Esa pantalla siempre actúa por defecto como un touchpad convencional, pero en su parte superior encontramos una pequeña barra blanca que nos indica que está «preparado» para funcionar en modo ScreenPad. Al deslizar el dedo de arriba hacia abajo nos encontraremos con una barra de iconos con aplicaciones específicamente desarrolladas para funcionar en esta segunda pantalla.

Entre ellas están la calculadora, el calendario que nos permite consultar la agenda o incluso un reproductor de música integrado que permite tener listas de reproducción preparadas para ser disfrutadas directamente desde esta interfaz. Quizás la más llamativa a día de hoy sea la aplicación de Spotify, que permite tener un «mini reproductor» disponible en esa segunda pantalla para controlar desde ella esa reproducción del popular servicio de streaming musical.

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También tenemos un lanzador para poder acceder (y editar su aparición allí) a nuestras aplicaciones Windows favoritas, algunas de las cuales están especialmente adaptadas para aprovechar esta segunda pantalla. Microsoft Office es un buen ejemplo, ya que al usarlo aparecerán opciones de edición y modificación de elementos directamente en esta pequeña pantalla además de en «La Cinta» que caracteriza a la suite Office desde hace años.

Hay además algunas extensiones especiales para servicios web como YouTube que añaden controles de reproducción en esa segunda pantalla, aunque más llamativa es la posibilidad de utilizar esta segunda pantalla precisamente como eso: la tecla F6 permite que podamos cambiar entre modos de funcionamiento del ScreenPad, y uno de ellos es la llamada «Pantalla de extensión», que funciona de forma idéntica a si conectásemos el equipo a un monitor externo.

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Ese monitor externo es, en nuestro caso, el ScreenPad de 5,5 pulgadas, en el cual de repente nos encontraremos con un «mini escritorio» Windows 10 que obviamente será difícil manejar por esa diagonal pero que por lo demás es completamente funcional. Podremos tener varias ventanas abiertas en él, o controlar totalmente cualquier aplicación en esa pantalla.

En este modo de funcionamiento podremos usar el teclado e incluso el propio touchpad, que tendrá dos modos de funcionamiento (táctil o cursor). Ninguno de ellos es especialmente recomendable a la hora de operar con esa segunda pantalla, y lo más adecuado es usar simplemente un ratón externo para experimentar con una opción singular y que puede dar más juego del que parece.

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Hasta es posible utilizar esa pantalla como primera pantalla si queremos a través del tradicional menú de Windows «Proyectar» que obtenemos al pulsar Windows+P, aunque quizás manejar todo un escritorio Windows 10 en esas dimensiones durante un intervalo de tiempo prolongado no parece muy buena idea.

De momento las aplicaciones nativas para el ScreenPad se pueden contar con los dedos de las dos manos, y no parece que ASUS ofrezca ningún tipo de SDK para desarrolladores que quieran impulsar ese catálogo.

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Afortunadamente se puede aprovechar esa función de «Pantalla de extensión» con la que podremos tener una aplicación en segundo plano siempre a nuestra disposición, algo que puede dar bastante juego.

Más allá de eso, lo cierto es que durante nuestras pruebas ScreenPad no ha pasado de una curiosidad a la que hemos dado poco uso, en parte porque estamos acostumbrados al uso de atajos de teclado o el ratón y a menudo la propuesta de esas aplicaciones en segunda pantalla no son especialmente más rápidas que acceder a aplicaciones nativas en Windows para esas tareas.

Un rendimiento al que es difícil pedirle más

Ya lo adelantábamos al hablar de la configuración y las pruebas han demostrado que esa hoja de especificaciones no está ahí por nada: la capacidad de proceso de la CPU y la GPU dedicada le dan alas al ASUS ZenBook Pro 15, que no desfalleció en ningún momento.

Pruebas

Eso se notó por ejemplo en las pruebas sintéticas con PCMark 8 y 3DMark, a las que hay que sumar por ejemplo los 4.659 puntos que obtuvimos en PCMark 10. En la gráfica se puede ver cómo su rendimiento no está entre los más altos de la tabla, pero es que todos esos equipos cuentan con gráficas bastante más potentes que obviamente ofrecen mayor rendimiento en el comportamiento gráfico.

A pesar de ello la GeForce GTX 1050 de este equipo parece una buena opción para mantener un buen equilibrio entre precio y prestaciones, y el comportamiento en videojuegos siempre fue decente. Es cierto que con títulos exigentes una GTX 1050 puede quedarse algo corta, claro, y el ejemplo lo tenemos en las pruebas con ‘Shadow of The Tomb Rider’. En este exigente juego probamos con nivel de detalla bajo, sin AA y con resolución 1080p y rozamos los 40 fps de media, lo que hace que el juego sea jugable pero no «brille» como quizás algunos querrían.

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Con otros títulos menos exigentes esa experiencia mejora —ya hemos hablado de Fortnite— y la conclusión es idéntica: podremos jugar sin problemas si somos capaces de sacrificar el nivel de detalle en títulos exigentes, aunque los más exigentes quizás querrían ir un paso más allá e ir a una configuración más de portátil para gamers.

Su comportamiento como estación de trabajo tampoco defrauda: obtuvimos 110,31 fps y 1187 cm en Cinenebch R15, y ahí el procesador hexa-core hace maravilas. En GeekBench esa CPU también brilla con 4.917 puntos en Single-Core y 22.085 en Multi-Core, mientras que la unidad SSD (de Toshiba en este caso) no defraudó tampoco: 2.555 MB/s en lectura y 1.384 en escritura fueron los resultados de la prueba con CrystalDiskMark.

Así pues, brillo especial del procesador y margen de maniobra suficiente con su tarjeta gráfica, que quizás deja ganas de más en un equipo que por lo demás tiene difícil defraudar a sus usuarios por esos 1.500 euros que cuesta.

El ASUS ZenBook Pro 15 en el día a día

Es evidente que ante nosotros tenemos un equipo que da mucho que hablar por su ScreenPad, pero lo cierto es que el potencial de este componente es limitado, y es probable que la inmensa mayor parte del tiempo lo utilicemos como un touchpad convencional.

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Tanto si lo hacemos como si no, no hay que descuidar el comportamiento global de este portátil, que desde luego destaca por un teclado con un recorrido de 1,5 mm y con un tacto fantástico. Me costó un poco acostumbrarme a la distribución con esa columna extra que me hace colocar las manos erróneamente los primeros momentos, pero una vez te haces con la posición adecuada la respuesta del teclado es estupenda.

No aprovechamos toda su conectividad, pero aquí contar con dos puertos con Thunderbolt 3 y el conector HDMI permite que teóricamente conectemos hasta tres monitores externos, o bien aprovechemos esos puertos TB3 para maximizar el rendimiento gráfico con alguna eGPU. No es que aquí el equipo se ande con chiquitas: la GTX 1050 es como hemos visto en el apartado del rendimiento capaz de dar muchas alegrías si no somos demasiado exigentes con el nivel de detalle gráfico.

El procesador también se ha comportado de forma notable en todo momento, y esos 16 GB de memoria hacen que sea difícil que el equipo se encuentre en problemas en sesiones de trabajo normales con decenas de pestañas del navegador, programas ofimáticos o de edición de imágenes y de vídeo: puede que ASUS no llame a este equipo estación de trabajo portátil, pero no le falta mucho para poder llegar a ese nivel. Los seis núcleos (y 12 hilos gracias al soporte de la tecnología Hyper Threading) del Core i7-8750H son perfectos para programas creativos en los que esa característica favorece a estas aplicaciones en las que se da soporte a un alto grado de paralelismo.

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La ventilación corre a cargo de dos ventiladores y de un sistema de heatpipes que gracias a las dimensiones del equipo puede funcionar con holgura. En situaciones convencionales no notaremos esa ventilación, pero la cosa cambia cuando cargamos algún videojuego, lo que lleva casi inevitablemente al bufido de esos ventiladores. Ocurría incluso con Fortnite, que no es especialmente exigente, por ejemplo.

Esa potencia tiene una contrapartida: la batería, que a pesar de contar con una capacidad de 71 Wh no es capaz de batir ningún récord sobre todo si jugamos con el equipo o utilizamos aplicaciones exigentes como las citadas herramientas creativas con las que exprimir todo el potencial del procesador.

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En reproducción multimedia el equipo se comporta de forma correcta, pero no especialmente destacable. A ello contribuye esa pantalla de la que hablábamos anteriormente y unos altavoces Harman Kardon que están situados en la parte inferior y tienen, como en la mayoría de los portátiles, poco margen de maniobra. Eso no significa que suenen mal, pero una vez más lo ideal es utilizar auriculares si queremos disfrutar de un audio más llamativo.

En nuestras pruebas obtuvimos algo más de 7 horas de uso continuado con un uso diverso (pequeña sesión de pruebas con Fortnite incluido), una cifra que sin ser especialmente baja tampoco es destacable. Lo que sí lo es es el tiempo de carga, que gracias al soporte de carga rápida y del adaptador incluido (de 150 W) permite cargar el 60% de la batería en apenas 50 minutos, tal y como promete el fabricante en su página oficial.

ASUS ZenBook Pro 15 (UX580U), la opinión y nota de Xataka

La propuesta de ASUS no se llevará ningún premio por un diseño osado o unas dimensiones compactas, pero desde luego sí llama la atención por una construcción muy decente para todo lo que lleva en su interior y desde luego por el ScreenPad que es la característica diferencial del equipo.

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Esa opción, insistimos, no debería tener demasiado peso en la decisión de compra: en el tiempo que hemos tenido el equipo no hemos tenido muchas oportunidades para sacarle todo el jugo, pero es que las aplicaciones disponibles son limitadas y aquí la sensación es de que puede dar para más sin que quede del todo claro para qué exactamente. Probablemente la verdadera virtuda de esta segunda pantalla es que Windows 10 la ve como tal, y configurar un segundo escritorio con aplicaciones maximizadas en ella que saquen partido de ese área parece llamativo.

Aún así el verdadero potencial del equipo está en esa propuesta hardware que es notable aunque tras las pruebas nos haya dejado con ganas de más en el apartado gráfico. La GeForce GTX 1050 es una buena alternativa, pero si sois gamers es probable que queráis optar a portátiles con más enjundia en ese ámbito, porque las opciones con una 1060 o una 1070, aun siendo más caras, son claramente mucho más interesantes para aprovechar el potencial de los videojuegos en el portátil.

Eso también se nota en el panel, que sin ser malo tampoco está orientado a equipos de videojuegos. Donde más brilla el equipo es en el ámbito de las aplicaciones creativas que pueden sacar partido de esos seis núcleos y doce hilos de ejecución del procesador. Los 16 GB de memoria son un excelente acompañamiento, aunque la batería pueda resultar algo escasa para usuarios que necesiten más horas con el equipo desconectado de la toma de corriente.

En general nos encontramos con una propuesta que no tiene un precio desorbitado y que además cuida muchos de sus detalles con acierto. Quienes necesiten rendimiento no se verán defraudados, aunque el formato, la autonomía o la potencia gráfica puedan condicionar su éxito.

8

Diseño8,0

Pantalla8,0

Rendimiento9

Teclado/trackpad8,5

Software8,25

Autonomía6,5

A favor

  • El rendimiento de su procesador es fantástico
  • Su ScreenPad es interesante y funcional en ciertos escenarios
  • La tarjeta gráfica permite jugar sin problemas si no eres muy exigente con los gráficos
  • El precio es equilibrado
  • El sensor de huella funciona a la perfección

En contra

  • Quienes quieran un portátil gaming quizás deberían mirar a otro lado
  • La batería cumple, pero se puede quedar corta si usamos el equipo de forma intensiva
  • Pantalla de calidad algo decepcionante
  • Echamos de menos un conector de red y una webcam de mayor calidad

El ordenador ha sido cedido para la prueba por parte de ASUS. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas