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Bicicletas eléctricas compartidas de 48 km/h y sin estaciones: así es la que busca ser la próxima revolución en micromovilidad

Mientras compañías como Tesla, Uber y muchas otras compañías piensan en el coche compartido como el próximo gran método de movilidad urbana, hay otras compañías que van en sentido contrario, imaginando como una bicicleta eléctrica sería un gran sustituto a los coches. Este es el caso de Bond Mobility, una empresa que asegura que sus bicis eléctricas harán que nos olvidemos de los patinetes eléctricos y hasta de los coches.

De acuerdo a un reciente estudio de McKinsey & Company, más de un cuarto de la población mundial vive en ciudades con más de un millón de habitantes, donde la velocidad de los vehículos motorizados tiene un promedio de 14,5 km/h, lo que hace que las opciones de micromovilidad sean por demás atractivas. McKinsey pronostica que para el año 2030 el mercado de la micromovilidad tendrá un valor de casi 300.000 millones de dólares en los Estados Unidos, 150.000 millones de dólares en Europa y de hasta 50.000 millones de dólares en China.

Bond Mobility es quien quiere encabezar esta revolución

Hoy día, los patinetes eléctricos compartidos se han convertido en uno de los medios de transporte favoritos de las ciudades, esto debido a su comodidad al no requerir estaciones, se pueden desbloquear por medio de una app donde sea que encontremos uno, pueden circular casi por cualquier sitio y son fáciles de usar.

Por otro lado tenemos el caso de las bicis compartidas, sistemas que en su mayoría requieren una estación de servicio, donde recogeremos y tendremos que dejar la bici cuando terminemos de usarla, lo que le resta ese factor comodidad que ofrecen los patinetes. Aquí hay que destacar que hoy día existen compañías de bicis compartidas ‘dockless’, es decir, que no requieren estaciones para aparcarlas, como el caso de Scoot, que actualmente opera en Barcelona, San Francisco y Santiago de Chile.

Dentro de este mix también tenemos las plataformas de motos y ciclomotores eléctricos que ofrecen una mayor velocidad, pero que también requieren sitios especiales para aparcar y carnet para conducir.

Así es como llegamos a Bond Mobility, una compañía con apenas tres años de vida que hoy día tiene dos sedes: Palo Alto, California, y Zurich, Suiza. Lo que busca Bond es unir lo mejor de los tres mundos, la versatilidad de los patinetes eléctricos; la comodidad de una bici; y la velocidad de un ciclomotor eléctrico. Pero además, han añadido un cuarto factor: bicis eléctricas de alto rendimiento para atacar, también, el segmento de los coches compartidos.

Bond Mobility

Bond Mobility opera actualmente en Zurich y Berna, Suiza, como Smide, y lo hacen con una flota de bicis eléctricas fabricadas por la compañía suiza Stromer, cuyo precio arranca en los 10.000 euros debido a sus componentes de fabricación y su velocidad. Las bicis eléctricas usadas en Smide pueden llegar hasta los 48 km/h. Por esto, Stromer se ganó el apodo de el «Tesla de las bicis eléctricas».

Pero ¿es legal andar en una bici eléctrica a casi 50 km/h? La respuesta rápida es no, pero Bond está aprovechando las lagunas legales que existen en este segmento para impulsar su negocio. Por ejemplo, Bond ya está planeado iniciar operaciones en California, Estados Unidos, donde se exige que cualquier persona que alquile una moto tendrá que contar con carnet vigente y no deberá circular a más de 48 km/h. Entonces ¿qué pasa con las bicis eléctricas de alta velocidad? Al no haber una ley especifica, Bond se acatará a la ley de motos alquiladas.

El principal objetivo de Bond es que sus bicis eléctricas sirvan para reemplazar coches.

Para Bond, compañías como Scoot, que usa ciclomotores eléctricos GenZe que circulan a máximo 48 km/h, no son una competencia ya que, según la compañía, la mayor ventaja de sus bicicletas es que pueden aparcar casi cualquier lugar y no requieren espacios de parking específicos para vehículos motorizados. Por ello, el verdadero objetivo de Bond es servir de reemplazo al coche.

En 2016, un viaje promedio de Uber en San Francisco fue de unos 8 kilómetros; en Boston, de 7 kilómetros; y en Chicago, de casi 9 kilómetros. Es decir, Bond quiere atacar precisamente este segmento de usuarios que se mueve por las ciudades en distancias cortas, distancias que, según la compañía, bien se podrían recorrer en una bici eléctrica a alta velocidad y sin el riesgo de acabar en atascos.

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Kirt McMaster, el creador de Cyanogen, la mente detrás de Bond Mobility

Si llegados a este punto pensamos que el negocio de Bond es hasta cierto punto arriesgado, sólo basta ver quién está detrás de él: Kirt McMaster, sí, el fundador de Cyanogen.

Para quien no lo recuerde, Cyanogen fue un ambicioso, y arriesgado, sistema operativo de código abierto para smartphones que se basaba en Android, un proyecto que representó una inversión de al menos 115 millones de dólares en capital de riesgo. Cyanogen estuvo en la mira de Microsoft, Amazon, Yahoo y Samsung, quienes buscaban adquirirlo o seguirlo de cerca debido a su gran potencial. De hecho, Microsoft todavía invirtió 70 millones en Cyanogen.

Al final Cyanogen murió en diciembre de 2016, pero antes de que esto ocurriera, McMaster fue destituido como CEO meses antes, pero ya era demasiado tarde para la compañía. A pesar de esto, la presencia de Cyanogen fue un elemento que vino a cimbrar el mercado, donde el mismo McMaster se jactó de «haberle metido una bala en la cabeza a Google» y que estuvo a punto de robarle Android.

Kirt Mcmaster

Pues si un día McMaster quiso plantar cara a iOS y Android, ahora está de vuelta y quiere plantar cara a Uber y Lyft. Y ya ha empezado con «su magia», ya que acaba de recibir una inyección de capital por 20 millones de dólares provenientes de ‘New Mobility Group’ de DENSO, un grupo de inversores que cuenta con la participación de grandes compañías como SoftBank y Toyota.

Esta inversión le ayudará a arrancar operaciones en California este mismo año para posteriormente extenderse a otras importantes ciudades en Estados Unidos. No será una tareas fácil, sobre todo por el tema legal, pero McMaster asegura que «el negocio de las e-bikes de alta velocidad es un depredador natural», por lo que acabará con el negocio de los «chicos de los scooters».

Bond Mobility aún tiene un largo camino por recorrer, pero ahora mismo buscan demostrar que puede competir en Estados Unidos, ajustando las leyes y siendo una verdadera opción de micromovilidad urbana, esto mientras estudian cómo extenderse a otras grandes ciudades en Europa, donde ya se preparan para enfrentarse con duras barreras legales.