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Cada bolsa de té tiene trazas de hasta 400 especies de insectos distintas. Y es por un buen motivo

Un grupo de investigadores alemanes ha realizado un estudio en el que ha encontrado trazas de ADN de unas 1.200 especies de insectos y otros artrópodos en bolsitas de infusiones comercializadas en el país. La existencia de trazas de diversos animales “capturados” en nuestra comida no es nueva, pero el procedimiento que ha hallado estos es lo que convierte el curioso hallazgo en una buena noticia.

ADN ambiental.
El análisis del ADN ambiental (eDNA) permite, analizar una muestra cualquiera de un entono (como puede ser barro, agua, polvo…) en búsqueda de trazas de ADN de seres vivos que hayan pasado por este entono. Este ADN puede haber sido dejado por la saliva de un animal, por su sangre, heces u otras secreciones, huevas, restos de una muda, entre otros.

Esta metodología de análisis taxonómico permite identificar un gran número de especies que habitan un entorno. Para simplificar este análisis, los investigadores suelen centrarse en especies con características filogenéticas comunes. En este ejemplo, los investigadores se concentraron en ADN perteneciente a artrópodos, buscaron los segmentos de las cadenas de ADN comunes a estos animales para poder encontrarlos entre las muestras analizadas.

Qué es exactamente lo que se ha hallado.
El equipo encontró estas trazas de eDNA en diferentes infusiones y hierbas que analizaron (menta, manzanilla, perejil y té verde). Hallaron 3.264 trazas de artrópodos de 1.200 especies distintas, con cada muestra conteniendo entre 200 y 400 de estas trazas. Fue en una muestra de té verde en la que los investigadores hallaron un mayor número de trazas de estos animales.

Analizaron 40 muestras adquiridas en supermercados alemanes. El análisis del eDNA permite hacer búsquedas que abarcan un espectro amplio de la vida. Un elemento “atípico” que destacaron los científicos en el artículo publicado en la revista Biology Letters, es el buen estado de conservación de la información genética en las plantas secas, que “muestra una alta estabilidad temporal, lo que abre los archivos de las plantas como fuente histórica del eDNA de los artrópodos”.

Qué implicaciones tiene.
Ahí radica la importancia del estudio. Si alguien estaba preocupado por la posibilidad de que la presencia de rastros de artrópodos en su té implicaría una peor calidad de éste o un riesgo para la salud puede respirar tranquilo.

Los análisis de ADN ambiental se han convertido en un arma de primera línea en la conservación de la biodiversidad, y saber que las hojas secas son una fuente estable de esta información es una buena noticia para los expertos. En palabras de los autores, “la posibilidad de ser capaz de recolectar eDNA en casi cualquier lugar del medio ambiente (en el agua, en el suelo o en plantas) ha dado al biomonitoreo, la observación y vigilancia de animales y plantas, un enorme progreso en los años recientes.

Una estrategia mejorada.
Este método tiene dos ventajas. La primera es que funciona a modo de “pesca de arrastre” pudiendo identificar centenares de especies desde una pequeña muestra como se ha hecho con este estudio. Esto lo diferencia de la mera observación, la forma en la que tradicionalmente hemos hallado las especies que hemos ido identificando y catalogando a lo largo de la historia.

La segunda ventaja es que no es un método intrusivo ni afecta a las especies que analiza. Para estudiar el ADN de una especie en su entorno a menudo es necesario capturarla. Esto aleja al ejemplar de su terreno, cosa que no deseamos con especies vulnerables o en peligro, cuando no requiere sacrificar al espécimen. El uso de trampas para capturar ejemplares además puede llevar a la captura de animales de otras especies, con el consiguiente perjuicio ambiental.

¿Dónde más buscar?
Será interesante ver la puesta en práctica de esta metodología ante la posibilidad de encontrar trazas de animales aún por descubrir e identificar. Incluso podría llevarnos a encontrar especies ya extintas y otras curiosidades. Plantas de todo el mundo pueden ser analizadas años después para encontrar restos de todo tipo de especies que podamos imaginar.

Imagen | Chikilino