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Cada vez tenemos más problemas para mantenernos concentrados. Esto es lo que dice la ciencia sobre cómo remediarlo

Mucha gente anhela mejorar su capacidad de concentración. En Internet existen numerosos trucos, consejos y estrategias. Pero como con todo, una mirada escéptica nunca está de más. Es por eso que podamos empezar por ver qué dice la ciencia de los mejores trucos, estrategias y hábitos con los que podemos comenzar a ensayar porque, ante todo, se trata de un proceso de experimentación.

El primer paso puede ser el de identificar el problema. Nuestros niveles de concentración pueden variar por numerosos motivos. La edad, por ejemplo, es uno de ellos explica el neurólogo Kirk Daffner, pero también lo puede ser el consumo de algunas sustancias, desde fármacos hasta el alcohol.

Nuestro estado de salud general puede ser también relevante, más allá de trastornos como los relacionados con la ansiedad que puedan afectar directamente a nuestra atención y concentración; al igual que la posibilidad de que nos veamos sobrepasados por la información y estímulos que recibimos en el día a día. Esto puede abarcar también ruidos como obras, tráfico música, etc.

Evaluar nuestras capacidades y limitaciones puede ayudarnos. Un truco que propone la neuropsicóloga Kim Willment, compañera de Daffner en el Brigham and Women’s Hospital de Boston, es el de tomar una tarea sencilla como la lectura y dedicarle 30 minutos. Durante esos 30 minutos podemos ponernos alarmas cada cinco.

Las alarmas nos servirán como llamada de atención ¿estamos concentrados cuando suenan? ¿Nuestra mente ha comenzado a divagar? Si es lo segundo, es momento de regresar a la concentración. Ser conscientes de que nos hemos despistado cuanto antes para así retomar el enfoque es clave.

Las prácticas de mindfullness y meditación pueden ayudarnos a concentrarnos mejor. Así lo observó una revisión de la literatura científica realizada en 2011 por investigadores de la Universidad de Bolonia. Tras analizar 23 estudios, concluyeron que estas prácticas, especialmente en etapas iniciales, podían ayudar a mejorar nuestra capacidad de atención.

También se ha observado utilidad a la hora de mejorar la memoria. Los investigadores, eso sí, advirtieron de la necesidad de ahondar en los estudios sobre esta cuestión.

Muchas de las tácticas para mejorar nuestra concentración tienen que ver con nuestra capacidad de compartimentar. La primera es la de evitar distracciones. Si poner el móvil en alguna forma de modo “no molestar” no nos vale, podemos recurrir a apagarlo. Incluso alejarlo unos metros de nosotros puede funcionar, ya que impedirá que lo cojamos de manera instintiva puesto que tendremos que tomar la decisión consciente de levantarnos a por él.

Otra forma de compartimentar y evitar distracciones es la de dedicar el tiempo a una sola tarea, es decir, evitar el multitasking. El correo puede ser uno de los grandes rivales de la concentración, por lo que muchos recomiendan dedicarle uno o dos periodos cerrados a lo largo del día en lugar de depender de las notificaciones.

Finalmente, los descansos son importantes. Una de las técnicas de concentración más conocidas es la del “pomodoro”. En su forma original, ésta consiste en dedicar 25 minutos de concentración a una tarea y los cinco restantes hasta la media hora al descanso. Muchos de los que implementan esta técnica, sin embargo, optan por ciclos más largos (50-10, por ejemplo).

La versatilidad puede ser de ayuda, pero no siempre. Un experimento reciente observó que los estudiantes que autorregulaban sus pausas realizaban sesiones de estudio y descansos más largos que sus compañeros, a quienes se les marcaban ciclos de 12 o 24 minutos (en lugar de los 30 habituales). Los primeros acusaban mayor desgaste y cansancio que los segundos.

Otro consejo importante referido a las pausas es el de parar del todo. Para quienes trabajan desde un ordenador, esto implicaría también levantarse y dedicar el descanso a algo que no sea observar la pantalla.

La gran duda de la música

La efectividad de escuchar música como forma para concentrarse es debatible. Mientras existen estudios que indican que los sonidos naturales pueden ayudar a la concentración, la música como tal podría dificultarnos esta tarea. El efecto podría depender del tipo de tarea que estemos realizando.

La cafeína es una sustancia estimulante que puede ayudarnos con la concentración. Como tal, también debemos consumirla con cautela, teniendo en cuenta que puede alterar nuestros ciclos de sueño, y que nuestro cuerpo puede adaptarse a su consumo.

Con respecto al primer punto, lo adecuado será no consumirla antes de acostarnos. ¿Cuánto antes? La cafeína puede mantenerse en nuestro cuerpo por varias horas. La semivida de laesta sustancia en nuestra sangre (el tiempo que tardamos en metabolizar la mitad de la cantidad consumida) ronda las 5 horas para una dosis de 40 mg, aunque el pico de actividad que genera la sustancia se produce entre 15 y 45 minutos después de su consumo.

Además, para evitar que nuestro cuerpo se adapte al consumo de cafeína y necesitemos dosis cada vez mayores para lograr el mismo efecto, es recomendable no abusar de las bebidas que la contienen. Otra consideración a tener en cuenta es que no todas las bebidas que contienen este compuesto son inocuas para nuestra salud. Así como el café ha demostrado ser una bebida saludable, muchas de sus alternativas cuentan con cantidades muy altas de azúcar que pueden resultar perjudiciales tras un consumo excesivo.

Cambiar nuestros hábitos cotidianos fuera de la oficina puede ayudarnos a mejorar la concentración. Tratar de dormir mejor puede considerarse la más evidente de estas técnicas. El sueño y el cansancio nos dificultan concentración y nos hacen más propensos a perder el hilo de nuestro trabajo o de nuestras actividades. Hacer ejercicio puede ayudarnos tanto a dormir mejor como a concentrarnos mejor.

La naturaleza también ha demostrado cierta capacidad para “resetear” nuestros cerebros, ayudándonos a descansar más y así concentrarnos más. Por su puesto, una dieta saludable y equilibrada, que contenga los distintos micro y macro nutrientes que nuestro cerebro necesita para funcionar adecuadamente es importante.

¿Y todo esto para qué? Mejorar nuestra concentración no es solo una cuestión de ser más productivos en el trabajo. También puede ayudarnos a destinar más tiempo a cosas que queremos hacer. La posibilidad de que nuestra capacidad de atención esté mermando es algo que se ha discutido en muchas ocasiones.

Mantener nuestro cerebro activo siempre es una buena idea. Si la edad puede perjudicar a nuestra capacidad de concentración, entrenar nuestro cerebro también puede ayudarnos a envejecer mejor y mantener así una mejor calidad de vida.

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Imagen | Thought Catalog